¡Ajé, Juan de Dios, Ajé!

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HASTA LUEGO A JUAN DE DIOS

“Tam, tam, tam, tam…” La sangre corre rauda por el cuerpo, desde los oídos que invaden ocho tambores frenéticos tocados por hombres que se sienten santos. “Tam, tam, tam, tam…” Y en medio de la batería sonora surge un negro grande llamado Juan de Dios, agitando una bandera blanca con una cruz azul, delante de otros dos que llevan, brazos en alto, una imagen poderosa: San Benito de Palermo.

Suena fuerte la conga, maridaje intenso de la síncopa: ocho tambores, cinco machos y tres hembras, batiéndose en el fragor del baile. Las caderas sueltan su vibración telúrica y Juan de Dios, el elegido, el “Negro de Nación”, moviliza sus extremidades como inmensas alas de ángel africano. “Yo nací para esto”, piensa mientras danza.

Capitán de capitanes chimbangueleros, Juan de Dios aprendió a gerenciar los conocimientos profundos que se derivan del culto al santo negro y que los hombres más ancianos de su aldea nativa, Bobures, le inculcaron.

Extracto de artículo “Juan de Dios Martínez: vasallo ardiente del tambor africano y devoto de San Benito de Palermo”, por Alexis Blanco, publicado en www.apalancar.org

Retumban con tristeza los cueros de Ajé

En el ínterin de la madrugada entre el domingo 2 y lunes 3 de octubre de 2005 se silenció la voz del comandante de chimbangueles Juan de Dios Martínez, investigador y docente zuliano dedicado al resguardo, rescate y enseñanza de la cultura afrocaribeña en nuestro país, fundador y director del grupo Ajé, así como integrante de la División de Patrimonio de la Fundación para la Academia de la Gaita “Ricardo Aguirre” del Estado Zulia.

Juan de Dios Martínez Suárez había visto por primera vez la luz en este lado de la tierra, en Bobures, el 16 de marzo de 1945, y no está descartada su ascendencia espiritual como el príncipe Ashanti.

Hijo de Pedro Antonio Martínez e Isabel María de Jesús Suárez, pasó los primeros años de su vida entre su natal Bobures, copiando en papel los relatos que escuchaba de los cultores populares, y buscando la prosperidad que parecía brindarle Maracaibo a la familia Martínez Suárez.

Juan de Dios Martínez fue quizá el más completo estudioso de la cultura afrocaribeña, y su formación más allá de la formalidad de las aulas universitarias, es un compendio incalculable de vivencias y recorridos inéditos, en busca de preservar y difundir la tradición fusionada de la deidad africana Ajé y el culto a San Benito de Palermo en los pueblos de la Costa Oriental del Lago.

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