Ender Fuenmayor, el parrandero y su sirena. Crónica por @leonmagnom

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“Dormía y soñaba que la vida no era más que alegría.
Desperté y vi que la vida no era más que servir
y  el servir era alegría”
Rabindranath Tagore (India 1861-1941)

Cuando se satisface un deseo intenso, o se logra materializar el anhelo que proyectábamos en la noches insomnes, en la soledad; brota la alegría, el afecto fundamental que llena nuestras almas.  Algunas personas tienen el don de portarla, como una antorcha interna. La expresan con una facilidad innata y así hacen más llevadera la existencia de los demás. A esos aliados de la alegría, la gente los hace sus aliados, son humoristas, cuentacuentos, cantantes y animadores; son los soldados de la alegría. Ellos se proponen como meta de vida, sacar sonrisas en rostros ajenos, hacen que nazca el gozo en los corazones  de quienes los circundan.

Dentro de la gaita hemos tenido excelentes animadores y parranderos, artistas que con su ejecutoria en el escenario propician el júbilo, como Daniel Alvarado, Nelson Martínez, Ozías Acosta, Oscar González, Tony Cristalino, Nelson Romero y Leandro Lenin Montiel. Uno de los más carismáticos cantantes de gaitas, que asumió la misión de alegrar las barriadas y encender el afecto en los auditorios que le siguen; es Ender Fuenmayor. Él nació en el viejo Hospitalito, al lado de La Basílica, el 31 de mayo de 1952. Fue el tercer hijo de Jesús Ángel,  nativo del Moján, hombre enamorado de los tangos y los bambucos. Y de Aurora Mercedes Salazar, margariteña, cantadora de jotas y galerones. Con sus hermanas y hermanos: Irama, Edgar, Niurka y Dalicia, conformaron un hogar muy cálido, lleno de afectos bien expresados, con la música como lazo comunicante.

En la escuela “Rafael Urdaneta”, ubicada en el sector Sabaneta donde se crió, comenzó a aflorar su  querencia por la música, cantaba y ejecutaba el cuatro en los actos culturales. Realizó su bachillerato en el Liceo Coquivacoa, allí continuó desarrollando su arte interpretativo.

En la década de los 60 estuvo en agrupaciones noveles: Los Canarios, Los Pibes, Futuras Estrellas y Expresión Zuliana. Todas, agrupaciones de aficionados. Su carrera como solista profesional la inició con Estrellas del Zulia en 1970, organización donde permaneció por dos temporadas. Con ellos grabó los éxitos “El trabalenguas” del compositor William Atencio y “Déjenlo que duerma en paz” de la autoría del doctor Alfredo Urdaneta, el director de  esa agrupación pionera, donde compartió con su excompañero del liceo Pedro “Cantaclaro” Villalobos.

En 1971 ingresó a su divisa más querida, Cardenales del Éxito, se codeó con los más grandes intérpretes del género pascuero, compartió con solistas de la talla de Daniel Alvarado, poco antes de irse definitivamente para Caracas a hacer carrera como actor. Ender heredó el testigo de las parrandas, que son las gaitas más alegres, las del ritmo más rápido, como dicen los músicos, se tocan “en tempo allegro vivace”.  Con las parrandas gaiteras cerraba las presentaciones Cardenales del Éxito, siempre con figuras sobresalientes. Ender entró en esa larga carrera de relevos.

En esa primera década en Cardenales del Éxito colocó temas en las carteleras musicales que se hicieron clásicos: “La negra Juana” en 1973, “La palangana” en 1975; ambos de la autoría de Renato Aguirre:

“Allá viene la mona Juana
viene vendiendo guarapo e’ piña
y se va pa’ la campiña
a mascar tabaco e’ rama”
(Aguirre, 1973)

Dos años después sonó en toda la nación con “La palangana”:

“La palangana llegó
para llenar el ambiente
de alegría con la gente
divertida como yo”
(Aguirre, 1975)

Sus temas como cantautor también fueron grandes éxitos, “Buenas nuevas” en 1977 y  “Maranatha” en 1978, ambos pensados desde su creencia cristiana:

“Oh que gran confusión en la tierra
hay hambre y también pestilencia,
unos corren de aquí para acá
otros corren de acá para allá
el amor de muchos se ha enfriado
hay conflictos rumores de guerra.
Dios lo dio en su palabra
y todo cumplido está
por eso les anunciamos maranatha”

Ender tenía la misión de hacer el cierre festivo en cada presentación del conjunto donde militase en ese momento. En la década de los 70 con Cardenales del Éxito, actuaba después que lo hacían Ricardo Cepeda y su canto solemne, Astolfo Romero con sus gaitas costumbristas y chispeantes, y Pedro Rossell con su voz lírica, de tenor ligero. Con ellos estuvo hasta 1975.

Durante dos temporadas gaiteó con el conjunto “El pequeño remanente”, una agrupación cultural-cristiana, más que comercial. Regresó con Cardenales del Éxito en 1977, fueron temporadas de mucha actividad mediática, actuaciones en los canales nacionales y giras. Sonaron en todas las emisoras del país.

En el año 1980 integró las filas de La Universidad de la Gaita, con ellos sonó con fuerza como autor con “Gaita antañona” que interpretó Miguel Aguirre:

“Venimos cantando
esta mi gaita zuliana
con el furro, la charrasca y la tambora
le demostraremos que esta
es la gaita antañona
La tocaron mis abuelos (así, así)
con la tambora en la mano (así, así)
poniéndole más sabor
a nuestro folclor zuliano”

Ender de Jesús en esa temporada pegó el tema “La pirámide” de su autoría,  que hacía referencia a una movida económica de la época, parecida a lo que llamaron “La vuelta” en el 2004. Permaneció en ese conjunto hasta 1982, cuando regreso al grupo El pequeño Remanente. En 1985 nació una divisa que llamaron La Gran Universidad, con algunos integrantes de la pionera Universidad de la Gaita, y convocaron a Ender para participar en ella. Grabó y pegó la parranda “El jamón”. Allí estuvo por tres temporadas junto a Fernando Rincón quien grabó el tema “Afiche zuliano”. Y José Luis Morán, quien actualmente vive en España. La dirección musical del grupo estuvo bajo la responsabilidad de Renato Aguirre.

En 1987 se une a sus viejos amigos de Cardenales del Éxito que se habían reagrupado. Sólo estuvo una temporada y en 1988 se marchó al “Coloso de cantares” Rincón Morales. Con ellos pegó una parranda navideña “Al pie del arbolito” de la autoría del célebre locutor y productor  Danilo Bautista.

En 1989 varios líderes de la gaita se reunieron al amparo de una nueva divisa, VHG, Venezuela Habla Gaiteando, nombre inspirado en el tema de Conny Méndez “Venezuela habla cantando”, y Ender  Fuenmayor se enrola con ellos. Coloca en los primeros lugares el tema “El Blue Jean” compuesto por Ozías Acosta, con quien compartió los escenarios esa temporada. Además, con los colegas Jaime Indriago, Ricardo Cepeda, Germán Ávila y Jesús Terán “Chavín”.

En paralelo a su carrera como solista exitoso, Ender comienza a laborar para una empresa de gaseosas en 1992, se amoldó a su disciplina, se adaptó a su estrategia de mercadeo. Realizó cursos para entender mejor ese mundo competitivo y sus eventos. Conformó su propia agrupación Sabrosísimo, ligada al eslogan de esa marca. Después estuvo como gerente en la empresa de la competencia y se convirtió en un gestor de asuntos públicos de esa transnacional, sobre la base de su carisma, popularidad y constancia;  logró los objetivos trazados en ventas e imagen de los productos.

A finales de la década de los años noventa entró a la agrupación Racoa liderada por Yelitza Vílchez, hermosa cantante de estilo tradicional, oriunda del Empedrao. Juntos brindaron buenos espectáculos gaiteros en la temporada 1999.

Además de hacer música en los escenarios, otra de las pasiones que llena la vida de Ender Fuenmayor es la radio. Ha realizado programas por ciclos junto a Juan Carlos Higuera y su hijo Ender Isaac Fuenmayor Del Moral. Es un medio donde se siente cómodo, y donde aporta su vasta experiencia en el campo cultural.

Uno de los momentos de mayor felicidad en su vida, lo representó el nacimiento de su hija Valeria Valentina Fuenmayor Montiel, el 12 de abril de 2009. Después de tener cuatro varones, llegó la niña que lo enterneció. Como anécdota curiosa, él nos contaba que cuando Valería Valentina nació, ya era tía de Isaac David, y es contemporánea con sus sobrinos Isaac Abraham  e Isabel Cristina.

En el presente siglo, Ender  ha gaiteado con Gaiteros del 35, con el conjunto Los Pájaros Rojos conformado  por exintegrantes de los célebres conjuntos. Y finalmente aceptó regresar a la divisa de sus afectos, Cardenales del Éxito y colocarse la C-2 roja nuevamente.

Además del goce espiritual que le produce el cantar, Ender se encaminó por los senderos cristianos. Fue bautizado en la iglesia católica, pero a mediado de los años 80 se acercó a los cultos evangélicos, conoció a pastores muy influyentes como José Inciarte, de la Iglesia La Cruz. Predicó la palabra santa a su estilo y compuso varios temas de talante cristiano. Por esos años conoció a José Luis Rodríguez “El puma”, le escuchó sus testimonios de fe, compartieron vivencias junto a Noé Gil e Inmer Inciarte, músicos cristianos, ambos nacidos en Maracaibo.

Ender de Jesús es padre de cinco hijos: en su primer matrimonio con Gioconda del Moral nacieron Ender Isaac, quien es cantante, e Israel Abraham. En su segundo matrimonio con Sonia Sulic nació Juan Diego. Y en su tercer matrimonio con Maribel Montiel nacieron Jesús David y Valeria Valentina. Además de sus tres nietos, Isaac David, Isaac Abraham y Cristina. A sus exesposas las considera amigas, compañeras que han entendido la difícil distancia, sin perder el respeto y afecto entre ellos.

En paralelo a sus incursiones con las agrupaciones gaiteras, Ender entró al Ministerio de Educación en 1974, allí realizó cursos que le permitieron impartir clases en artes escénicas y música. Llegó a ser director de corales, participó en el festival nacional de coros. Se hizo amigo entrañable de los directores de orfeones Héctor Pérez, Osvaldo Nolé, Ramiro Quintero y del tenor Jorge Quintero. Esta experiencia le sirvió para apuntalar sus aptitudes musicales y su capacidad de liderazgo.

Participó en la agrupación de guitarras y trovas “Rondalla y Serenata” junto al músico Huáscar Pacheco y sus cofrades de la bohemia; Leandro Lenin Montiel y Pedro Rossell, su entrañable excompañero de Cardenales del Éxito del decenio 1970. Con ellos vivió momentos muy emotivos, esa agrupación privilegiaba el canto romántico del Caribe. Tanto Ender como Leandro, eran animadores de mucho talento. Ellos entendieron la misión de alegrar, como un encargo de servir a los demás. Su empeño era que los demás la pasaran bien, mientras ellos cantaban o hacían chistes, alegrando los corazones con su presencia artística, y eso les llenaba de regocijo, les hacía crecer en su interior la satisfacción por el deber cumplido. Durante muchos años han logrado altos niveles de entusiasmo en el público que les escucha.

El mensaje cristiano es la fuerza mayor que mueve el alma de Ender de Jesús Fuenmayor Salazar. Con sus contertulios, con sus compañeros de la radio y de la gaita, suele memorizar pasajes bíblicos y comentarlos con admiración. En una ocasión le pregunté por la parábola de los evangelios que más le gustaba y me respondió que Juan 4, 13-14 que reza: “Jesús le respondió: El que beba de esta agua tendrá nuevamente sed, pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá para él, en manantial que brotará hasta la vida eterna”.

En 1979 grabó con Cardenales del Éxito el tema “Alabanza” de su autoría. Allí planteaba:

“Que te alabe toda la tierra
que te alabe todo el mundo.
Tú eres poderoso
maravilloso y eterno,
la fuerza más pura
que existe en el universo”
(Fuenmayor, 1979)

Antes había pegado el tema “Buenas nuevas” que también llevaba el mensaje de salvación:

“Lo que te traigo pa’ este año
pelá el ojo que es pa’ vos
te canté La Negra Juana
te canté La Palangana
y te traigo pa’ este año
buenas nuevas pa’ tu alma.
Buenas nuevas que dicen
que alumbran el camino, (bis)
mira que te presento el camino (bis)
se llama Jesús, se llama Jesús” (bis)
(Fuenmayor, 1977)

Ender  concibe el rol de padre como un compromiso que no cesa, que no caduca. Le ha dicho a sus hijos: “Aunque te cases, tengas tu hogar, tus hijos, cuenta conmigo, siempre, porque siempre seré tu padre, cercano y amoroso”.  Mantiene una relación muy estrecha con sus cinco hijos y sus tres nietos.

Para la temporada 2013 regresa con su divisa hogar, donde habitaron sus sueños inaugurales de cantante; Cardenales del Éxito. Esta vez bajo la égida de Astolfo David Romero y se siente feliz por el reencuentro con sus viejos amigos Quintiliano Sánchez, Antonio Aguillón, Marvin González y Edwin Carrasquero. De nuevo tendrá la oportunidad de acicalarse con su casaca roja y negra, y llenar de alegría las almas de sus seguidores.

Ender está identificado por esa especie de sirena que sale de su garganta, para animar sus parrandas: “Uh ak ak, guo uh ak uh, ack” es como una sirena que anuncia al arribo de algún buque, en este caso, buque gaitero y muy alegre. Es su sonido de identidad.

La palabra carisma, en su origen significa “la gracia concedida”, es la gracia que Dios concede a algunas personas para el beneficio de la comunidad. Ender Fuenmayor tiene ese don y lo prodiga a sus hermanos a través de la música. Ese es su plan de vida.

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