Reflexiones sobre la Gaita: 30 años

- Publicidad -
- Publicidad -

Es mi trayectoria en la Gaita, y es que durante ese recorrido y comenzando desde niño cuando ya compartía con la gaita y el recuerdo de tantas cosas, por ejemplo, cómo olvidar cuando en la vieja casita alquilada donde vivíamos en el sector Veritas, mi mamá nos preparaba el desayuno bien tempranito en la mañana y ya luego ya en San Francisco a donde nos mudamos después que mi padre lograra comprar una casa propia. Allí me vienen a la mente esos recuerdos de los famosos juegos marabinos: las petacas, las metras, 40 matas, el emboque… y que al llegar diciembre no podíamos faltar a las misas de aguinaldos, hermosos tiempos cuando todo el mundo corría, unos a que su padre o hermano para que le comprara unos patines y en las noches preparábamos los famosos unión-5 para el día siguiente salir a patinar a eso de las cuatro de la mañana cuando la familia se disponía a ir a la misa de gallos. Al estar en esos preparativos, en la radio se escuchaban buenas gaitas de esa u otra temporada.

De verdad son recuerdos hermosos cuando me escapaba a la fuente de soda de la primera etapa de urbanización para ver y escuchar cantar a Hector Cabrera, Lila Morillo, Nestor Zavarce y otros artistas que en esa época se encontraban muy de moda o cuando nos dirigíamos a escuchar las gaitas en “La Hoyada”, en “Piano Blanco”, en la fuente de soda de La Trinidad, a que mi amigo Nucette o al Naranjal y el Poniente en los Haticos. Aún recuerdo también a algunos compañeros de estudio, mi ingreso a una escuelita de música en la sede de la antigua iglesia “San Juan Bautista” donde aprendí a tocar el cuatro y de allí se me invadieron los deseos de tocar la gaita por primera vez.

Así fue como conocí a un señor de nombre Ángel Roberto Medina, un maracaibero de los más arraigados en esta tierra y supe que el había fundado e integrado junto a otros el popular conjunto “Alegres Gaiteros de Valle Frío”, fue allí que, impulsado por varios muchachos que teníamos la misma inquietud y este señor Medina; quien nos compró los primeros instrumentos, y comenzamos a ensayar y tocar la gaita con un grupo infantil al cual denominamos “Juventud Gaitera”. Entonces me entusiasmo más la idea al siguiente año de poder integrar algún conjunto que grabara un LP o un 45 y conseguí la oportunidad y ya ejecutando el cuatro en un nivel más alto fue cuando paso a formar parte de un conjunto llamado Grey de la Villa del Rosario.

Igualmente recuerdo a Don Pedro Colina, a quien escuchaba todas las mañanas antes de ir a la escuela en su programa “Buenos Días Sr. Gobernador” y también lo recuerdo cuando salíamos en un autobús que la escuela rentaba para hacer turismo y cantábamos aquella canción que más nunca he vuelto a escuchar y que comenzaba con la estrofa: “Vamos a recorrer la ciudad… vamos con alegría… a hacer turismo escolar…” grabada por los Zagalines del Padre Vílchez.

¡Que hermosas eran las misas que interpretábamos ya bastante grandes los Zagales del Padre Vílchez en la famosa iglesia de San Francisco!

Cómo ha pasado el tiempo y así lleno de nostalgias y esas rememoraciones que hoy alumbran mi mente cuando escribo estas líneas, como no recordar a todos los compañeros y amigos de todos los grupos a los que he pertenecido, amigos de Zagales, del Grupo Grey, del grupo Tumbao, de Rincón Morales, de Estrellas del Zulia, de Amor y Gaitas, de Guasinca Zuliana, Saladillo de RQ, de Koquimba, Somos y Maragaita; amigos de la radio, muchos amigos que continuo viendo, y otros que no, por diversas circunstancias propias de la vida.

Yo tan solo siento que he recorrido la mitad del camino y que he sido estimulado por esos gaiteros con más trayectoria que yo, para seguir el camino de la gaita porque de ella continuo enamorado y seguiré haciéndola y ejecutándola hasta no verla en otras latitudes pero como siempre y entre ustedes mis otros amigos…

Luis Elvis Cano es compositor, cuatrista, guitarrista, tecladista.

- Publicidad -