“Será como un árbol plantado junto a una fuente”
Ernesto Cardenal (Nicaragua, 1924)
En el año 1984 conocí a Rafael Enrique Mena en la salida nacional del aeropuerto de La Chinita, él llegaba a explorar una ciudad que desconocía. Entró con su maleta a la austera cabina que tenía Radio Aeropuerto 1220 y se presentó ante Rufina Carrizo, la jefa de prensa de la emisora. Enmanuel Bracho era el operador de guardia. Yo recién terminaba mi guardia, lo observé con sus quevedos, su pinta de Sherlock Holmes criollo, y su solemne voz baritonal y le extendí mi mano. Le expliqué que éramos una estación dirigida a un público contemporáneo ubicada en ese aeropuerto fundado en 1972. Nos replicó que él venía desde Aragua a encargarse de Radio Calendario 1020AM, emisora con una gran raigambre zuliana. Con su profunda voz, me pidió que le orientara para poder llegar al Hotel Delicias, le respondí que yo lo llevaría en mi precario Chevrolet, un Malibú 74, si no le incomodaba. Gustoso aceptó.
Durante la travesía por la Maracaibo nocturnal me contó su historia como locutor, comenzó en su Maracay natal para luego coronarse de gloria en Caracas junto a su hermano José Alfredo Mena, para la época fallecido, por los excesos de la bohemia y el éxito profesional mal administrado. Me ofreció una guardia como locutor en Calendario 1020AM, la correspondiente al programa gaitero del mediodía, que de inmediato acepté. Lo llamé Sabor Gaitero, en homenaje a Luis Ferrer y su tema “Remodelación”
“Con tremenda construcción
se pierde el sabor gaitero
y el pueblo saladillero
buscará su emigración”
En el primer programa que realicé conocí a Tomás Aquino Font, se presentó con su elegancia natural y gentilmente me ofreció grabarme la promoción y los apoyos o tips, para identificar mi programa al aire. Tomás Aquino era uno de mis ídolos de la radio por su gran aporte a través de Mundial Zulia en los tempranos años 70. Allí llegó de la mano del director Gustavo Baptista, luego de probar suerte en la radio de Caracas. Antes, había buscado establecerse en su Caripito natal, donde nació el 7 de marzo de 1943. En Caracas conoció a los grandes de la época: Fidias Danilo, Full Chola, Renny Otolina, Germán Regalado, César González “El amigo de todos” y a Osvaldo Yépez, quien años después creó el prestigiado museo de la radio.
El estilo de Tomás Aquino Font era vanguardista, estaba a tono con el boom de la salsa neoyorquina que copaba los escenarios musicales. Él adoraba ese género, lo conocía profundamente, entendía sus tendencias. Su forma de hacer locución sonaba excéntrica y novedosa para una Maracaibo de pocas emisoras en amplitud modulada, y de unos 300.000 habitantes para entonces. Su apellido siempre lo relacioné con la palabra fontana, pues para mí Tomás era una inacabable fuente se sabiduría.
Pasaron los cinco años y me tocó en suerte recibir el cargo de director general de Radio Calendario 1020AM y productor general del Circuito Continente, que lo conformaban cinco emisoras en distintos puntos del país. Comenzaba el año 1989 y a mis 27 años ameritaba un buen asesor, y ese fue Tomás “El negro Font” quien para entonces tenía 46 años de edad y cumplía 25 años en la radio profesional, con un reconocido y notorio éxito.
Afiné el equipo, rescaté de la venta de motores usados a Rómulo Enrique Semprún y le asigné la identificación de la emisora y la narración del “Noticiero Marazul” junto a Héctor Querales. A Tomás Aquino lo coloqué en la mañana junto a Fander Serrada para comentar las informaciones a primera hora y luego desplegar sus conocimientos musicales y sus sabias entrevistas a los artistas en promoción. Recuerdo la ocasión en la que entrevistó al poeta panameño Rubén Blades, con una gran camaradería y solvencia, y al final Blades confesó: “Esta ha sido una de las mejores entrevistas que me han realizado en toda mi carrera”. Esa escena y esas frases las vimos repetirse con Oscar D´ León y con Cheo Feliciano: Tomás era un maestro natural de la comunicación en radio.
Tomás Aquino nunca hizo programas de gaitas, pero manifestaba un gran respeto por el género, por todos los grupos gaiteros y en especial, por Guaco. Llegó a apadrinar algunos de sus discos y a ser animador en los lanzamientos de temporada, como el del Grupo Birimbao en 1984.
Tomás fue el padre amantísimo de dos talentosas mujeres, Kerry Daniela y Tatiana, versátil periodista que lo acompañó en sus últimos programas. Y de cuatro varones que siempre me parecían más bien ser sus hermanos menores: dos de ellos ejecutantes virtuosos de la música, que han estado en las agrupaciones TecumV y Bacanos, muchachos siempre orgullosos de su padre.
Luego de cuatro décadas de exitosa carrera como animador, y de erigirse como un líder del medio radial, le llegó el momento de marcharse y decir: “misión cumplida”. Se fue luego de participar en un evento en Santa Lucía, la barriada empedraera que tanto amó. Esa noche habló con maestría ante los micrófonos que le dieron un nombre reconocido en todo el país, así lo sorprendió la muerte. Nos dejó un universo de enseñanzas, de recuerdos valiosos, nos dejó su forma elegante de presentar y apoyar la música, su buen decir y su hacer digno.
Sus hijos que tanto lo amaron, el domingo 21 de junio lo llevaron en sus brazos para entregárselo a la tierra marabina, mientras el país celebraba el Día del Padre. Maracaibo fue para Tomás su casa llena de afectos, su catedral iluminada, y su morada final.
Tomás Aquino Font cerró su ciclo vital como siempre finalizaba sus programas: “Felices pascuas y que viva San Nicolás“.