Es una tradición afro-venezolana de los pueblos de la Costa del Sur del Lago de Maracaibo, que consta de un estribillo fijo que da nombre a la pieza, en cuartetas o sextetas con distintas combinaciones silábicas. Se entona por un coro y se alterna con los versos del solista.
Se acompaña con dos tambores que se llaman tambora y tamborito, el primero de mayor tamaño y más grave, y el segundo de menores dimensiones y más agudo. A ello se suma una maraca de gran tamaño que marca los compases. Por lo tanto la gaita no tiene soporte armónico para el canto y muchas veces se incorpora un clarinete que realiza interludios llamados revoleos. Se suelen tocar en diciembre y enero, en las casas de familia o en las calles.