El lago de Maracaibo cubre una superficie de 13.280 kilómetros cuadrados y sus costas se extienden por 728 kilómetros, alcanzando una profundidad máxima de 50 metros.
Se relaciona con la bahía de El Tablazo a través de un canal natural de 39 kilómetros de longitud que a su vez se extiende hasta el golfo de Venezuela.
El lago de Maracaibo es un fenómeno excepcional en la geografía del mundo: es el único lago relacionado con el mar; y de hecho en su parte más norte se registran mareas marítimas en aguas particularmente salobres a pesar de las descargas de agua dulce provenientes de los ríos Catatumbo, Chama, Escalante, Motatán, Santa Ana, Apón y Palmar, entre otros.
La conformación de lo que es hoy el lago de Maracaibo se inició en el Mioceno, es decir en el cuarto período de la era terciaria, cuando aparecieron sobre la tierra los mamíferos evolucionados.
En el siguiente período geológico, en el Plioceno, la depresión del hoy lago de Maracaibo llegó a lo que sería prácticamente su forma actual. Los ríos que desembocan en el lago han ido definiendo sus riberas, especialmente aquellos que forman el delta del Sur del lago, donde confluyen los ríos Escalante, Catatumbo y Santa Ana.
En el Sur del lago las precipitaciones superan con creces las que se producen al Norte de la cuenca, mientras que los vientos alisios cruzan la superficie lacustre en sentido Noreste-Suroeste, con temperaturas medias de 28 grados centígrados
Desde el lago, en dirección Suroeste puede apreciarse el llamado Relámpago del Catatumbo, un centelleo sin explosión en las altas capas atmosféricas, cuyas causas aún no están del todo claras y se debaten entre el choque de los vientos alisios con la muralla de accidentes orográficos de la cordillera de Los Andes; o la gran cantidad de gases inflamables que se desprenden de las fuentes petrolíferas del lago. También se ha considerado que las condiciones climáticas de las ciénagas del Sur de lago puedan favorecer la producción del fenómeno, que según expertos ambientalistas contribuye con la regeneración de la capa de ozono de la Tierra.
Fueron las especies animales que habitaron la depresión lo que originó la formación de hidrocarburos en la cuenca. En los tiempos prehispánicos, los indígenas le dieron nombre a esos rezumaderos y los llamaron “mene”, una voz indígena que significa “manadero de cipa grande que brota del interior de la tierra”
Los primeros pobladores de las riberas del lago de Maracaibo establecieron el intercambio comercial con base a pescados, sal, alimentos de la tierra y maderas, de acuerdo a su ubicación geográfica, incluso se aprovecharon de esos brotes de bitumen natural en los períodos anteriores y posteriores a la llegada de los españoles, aunque no se puede precisar de que manera.
Las primeras crónicas que se tienen del lago datan del 24 agosto de 1499, cuando Alonso de Ojeda, en un primer viaje, recorre la costa desde Paria hasta el Cabo de La Vela, cruzando frente a la barra de Maracaibo. Siguiendo por la costa del golfo, al cual llamó Coquibacoa, descubrió el inmenso lago, al cual dio el nombre de San Bartolomé, en honor al santo, cuyo onomástico se celebra cada 24 de agosto.
El 8 de septiembre de 1529, el alemán Ambrosio Alfinger rebautizó al lago de San Bartolomé con el nombre de Nuestra Señora, y en esa misma fecha fundó la ciudad que daría nombre al lago:
Alfinger desembarcó en un pobladito de indígenas de la punta de los “Haticos”, que ahora es punta “Santa Lucía”; y habiendo hecho buena vecindad con los naturales de ese pueblo, hizo levantar una ranchería, con el propósito de fundar allí mismo una ciudad, según el compromiso firmado con el monarca español, de fundar ciudades y fortalezas (…) el adelantado Alfinger, al averiguar con los indígenas el nombre del pobladito, le dijeron Maracaibo. Y, desde entonces, este nombre persiste hasta hoy.
Díaz, Régulo. ¿Quién es Maracaibo? 2005:10
El lago fue en los tiempos de la Colonia una excelente vía de comunicación entre el mar Caribe y las tierras de Nueva Granada: los ríos navegables de la cuenca extendían esta bondad, y permitían llegar por vía fluvial hasta la Nueva Granada, Trujillo, Mérida, La Grita y San Cristóbal.
El traslado de mercancías se empezó a realizar de manera bilateral, lo que redundo en el crecimiento de Maracaibo como ciudad portuaria, desplazando con los años al famoso puerto de Gibraltar.
La primera carta hidrográfica y el itinerario de navegación del golfo de Venezuela y el lago de Maracaibo, elaborados por Jaime Demetrio Pocaterra facilitaron el tráfico por sus aguas, y favoreció el crecimiento de la población de sus riberas, que prácticamente se duplicó en cuarenta años.
En los albores del siglo XX, el pozo Zumaque 1 revela el potencial petrolífero del lago de Maracaibo. En 1922, el reventón del pozo Barroso 2 inició la fama mundial de la cuenca del oro negro, que en la actualidad se ha convertido en un paisaje de torres de exploración y explotación petrolera.
La industria petrolera transformó la navegación del lago, obligando al dragado de un canal que permitiera el paso de los grandes tanqueros de crudo.
En 1962, bajo la gestión del presidente Rómulo Betancourt se inauguró el Puente sobre el lago de Maracaibo “General Rafael Urdaneta”, que une a Punta Iguana, en la costa oriental con Punta de Piedras, en la costa occidental. La estructura tiene más de ocho kilómetros de longitud, y fue por muchos años el puente de concreto pretensado más largo del mundo.
Las tierras que circundan al lago de Maracaibo son idóneas para el desarrollo de actividades agrícolas, ganaderas, forestales e industriales, gracias a una rica cuenca hidrográfica, con excelentes suelos para cultivos diversos, recursos naturales renovables y no renovables y facilidades de comunicación.
El lago de San Bartolomé o de Maracaibo es la influencia más importante en el desarrollo de esta región desde tiempos prehispánicos. Fue esta “laguna”, tal como aparece en los primeros registros, la que dio nombre a Venezuela, considerando que cualquiera de las teorías que se tome acerca de este hecho está circunscrita al espacio de lo que es hoy la cuenca del lago de Maracaibo.
Fue en la barra del lago de Maracaibo donde se selló la lucha por la Independencia de Venezuela del trono español, gracias a la victoria en la Batalla Naval del lago de Maracaibo, una acción de tropas patriotas, comandada por el Almirante José Prudencio Padilla, que en sólo dos horas de combate inició, el 24 de julio de 1823, la definitiva capitulación de los realistas.
La explotación petrolera en el lago y su cuenca representan uno de los principales aportes al fisco de una nación, que tras el “boom” se convirtió en mono-productora y condicionó su estabilidad al alza de los precios del crudo.
Precisamente, en esta misma cuenca, bendita por la naturaleza, se produce el 70% de los alimentos que se consumen en Venezuela. Irónicamente, es el cuerpo de agua más maltratado, a pesar, que gracias a un fenómeno que se produce en este ecosistema, la también maltrecha capa de ozono logra regenerarse.
La indolencia de propios y extraños acaba poco a poco con el mentor del destino de una región que le debe hasta el milagro de su propia fe.
Fuentes:
Diccionario General del Zulia, de Luis Guillermo Hernández y Jesús Ángel Parra
Diccionario de Historia de Venezuela, Fundación Polar
¿Quién es Maracaibo?, de Régulo S. Díaz “Kuruvinda”
Historia Básica del Zulia, Librería Editorial Salesiana