La insurgencia del portal en internet más completo, ágil y contemporáneo que conocemos de la gaita zuliana, nos mueve a esbozar dos reflexiones. Una. Puede más el alma de la gente que la florituras verbales de técnicos y políticos. Allí donde echan raíces la identidad de los pueblos, anidan también las reservas contra la globalización y su tendencia homogenizadora de cultura y valores. Mientras las gaitas de Aguirre contra el señoreaje centralista conquistaron y conservan un lugar en el arquetipo del zuliano, la cháchara argumentativa de las élites regionales con el mismo propósito pasaron al olvido. La gaita es el escudo y la flecha para resistir el embate pulverizador de los vientos del norte, y abrirnos un espacio como región dentro de la configuración mundial en marcha.
Que podamos seguirle la pista desde cualquier lugar de la orbe, no deja de ser otra razón para expandir nuestros saberes y sabores, dar cuenta al mundo de esta amalgama de sentimientos y territorio que somos, que nos hace tan propios, que llega tan lejos y tan hondo porque va cantada con ritmo mestizo. Hay en esta página digital una historia, unos decires, una tradición; pero también una fotografía del presente gaitero, lo que viene, lo que hay, los movimientos, los festivales, lo que se llama la temporada, esa que nos da una navidad de envidia para las gentes de otras latitudes. ( La página por cierto lleva la huella del lente, el arte y la fibra humana de Gustavo Bauer ).
Dos. El portal que nos regala León Magno irrumpe en un momento que definimos de búsqueda y transición de la gaita hacia otros horizontes, apenas tenuemente trazados por algunos, fortaleciéndonos en la convicción sobre la importancia y necesidad de hacer de la gaita una industria, un nicho de desarrollo regional cuyo crecimiento sostenible impacte favorablemente sobre su calidad, música, ritmo, letras, mensaje, símbolo y espectáculo. Para tales escenarios se buscan gaiteros empresarios con ambición y corazón, dispuestos a hacer algo más de lo que se haya hecho para dignificar la vida de los que se mueven alrededor del ritmo navideño por excelencia de nuestro país. Años atrás, el vallenato fue identificado por autoridades gubernativas colombianas y organismos de financiamiento internacional como un cluster, esto es, como un espacio de producción social y económica susceptible de despegue y expansión como negocio a los fines de fortalecerlo como industria. Allí esta paseándose por el Caribe con una producción y una dinámica comercial que genera empleos y riquezas a los juglares del Valle de Upar. Nuestra gaita está para eso y mucho mas. La aventura, innovación y arrojo de los que hacen andemos los zulianos en la red mundial de información, conocimiento y cultura, navegando tras la gaita, apuntan en esa dirección, tienen ese linaje.
Noe González es Sociólogo y columnista del diario Panorama. Email: zulianalisis@icnet.com.ve.