El 21 de marzo del 2006, Jack Dorsey, un joven nativo de Missouri con apenas 30 años de edad, envió el primer mensaje de 140 caracteres, lo llamó un “tweet”, es decir un trino. Ese día nació el microblogging que conocemos como Twitter, la red social identificada con un azulejo, un pájaro azul, trinando en web 2.0, conectando gente de los cinco continentes. Ese trino electrónico que se produjo en la computadora de Dorsey ahora cuenta con 500 millones de usuarios, él se ha convertido en una celebridad de la tecnología, en un nuevo líder del ranking de millonarios del mundo, certificado por la revista Forbes.
En un principio Twitter, como todas las redes sociales, Facebook, Sónico, Lindkedin, Badoo, se pensaba que sería utilizada para lo lúdico, para el mero divertimiento, sería un dispositivo para acercar a gentes ubicadas en lugares antípodas, sin embargo no ha sido así. Su impacto ha replanteado la forma de hacer comunicación, la política, el arte y ha puesto el acento en el acontecer social, las crisis políticas y procesos eleccionarios.
En estos 6 años de evolución, Twitter ha crecido exponencialmente y tiene una inmensa presencia en los medios de comunicación del planeta. Hoy en día es impensable un periódico, emisora o canal de televisión sin su cuenta en Twitter, generando una gran interactividad, produciendo el feed-back que en otrora se realizaba a través de cartas, faxes y costosas llamadas. El Twitter es parte de la producción de contenidos de cualquier medio masivo, fuente de contactos con sus públicos, anunciantes, proveedores y usuarios en general.
Está presente en todos los networks, en las cadenas editoriales, medios satelitales, esto le ha dado a la red de los trinos un peso específico en el mundo político, logrando generar matrices de opinión, que favorecen o enlodan la imagen de los gobernantes, de las celebridades planetarias. Ha moderado el debate en crisis como la mal llamada “primavera árabe”, o de los renegados en las plazas europeas y los electores en Norteamérica.
Si la red Twitter fuese un país, tendría más habitantes que los Estados Unidos, Brasil o Canadá. Sus 500 millones de habitantes generan cerca de 300 millones de tweets al día, donde logran adjuntar fotografías, logos, MP3, blogs, archivos digitales, videos, juegos, bibliotecas virtuales, infografías. Este inmenso tráfico de contenidos se genera desde las computadoras, las tabletas y los teléfonos inteligentes. Venezuela está en la cuarta posición como país generador de tweets (porcentualmente), cada día se cierra la brecha digital, cada día tenemos menos analfabetos digitales. En América Latina, los usuarios de Venezuela generan el 45% de los tweets del tráfico total de la red.
Algunos educadores o teóricos han satanizado las redes sociales, argumentan que son banales, que han vaciado de contenido el entretenimiento, la correspondencia, mataron la era epistolar. Sin embargo yo pienso que las redes no son malas o buenas a priori, su categorización depende del uso que cada quien le dé. Una red como Facebook puede ser muy útil si le damos un uso pedagógico, si la usamos para colgar información valiosa, si referimos buenos autores, artículos científicos, música de arte, además de las tradicionales publicaciones de carácter familiar o social. Puede ser una vitrina de la más burda vanidad, el narcisismo, una vía para anunciar qué va a comer el usuario, o qué trago se va a echar con sus amigos, para exhibir las nalgas de una meretriz, o los excesos de un artista excéntrico.
Creo que el reto es utilizar Twitter en todos los niveles de educación, orientar a los niños de primaria, secundaria, a los jóvenes de superior para que desde una computadora o su laptop “Canaimita” tengan su cuenta Twitter para reenviar contenidos educativos, artículos interesantes de ciencia, arte, historia, compartir lo que está leyendo o navegando, hacer resúmenes, textos colaborativos, seguir a autores importantes, coordinar agendas o tareas entre profesores y alumnos. A todos los alumnos debemos enseñarles que es un “curador de contenidos”, para que puedan utilizarlos en una mejor selección de información, de contenidos.
Mario Vargas Llosa dice que las redes sociales han generado más desinformación, han hecho que la gente se pierda en un océano de mensajes, muchos de ellos sin veracidad, sin soporte científico. Él apuesta por los libros tradicionales y las cartas selladas. Pareciera que vive en un “Nuevo Medievo”, de espaldas a esta era tecnológica, a la realidad de las smart-cities.
Pienso que ha sido más predominante el aporte cultural, tecnológico, que la patología de los contenidos basura que nos llegan sin control. Ese es el caso de portales culturales como www.prodavinci.com, de consorcios deportivos como ESPN, de líderes como el Dalai Lama, Hugo Chávez, Barak Obama, que a través de sus trinos personales generan información oportuna, importante, que debemos seguir.
Jack Dorsey y su equipo ahora deben ingeniárselas para que Twitter sea el mejor aliado de las universidades, las escuelas, las editoriales, las casas de e-books. Mantener sus principios fundacionales de resaltar la cultura, la sencillez y el arte, que han identificado a la red con el logo del pajarito azul, símbolo que recientemente se redimensionó, se hizo más sencillo, más minimalista.
Nos toca a nosotros orientar a los nativos digitales para que utilicen Twitter para compartir buenos artículos, música, blogs de investigadores y no para la pornografía, los anuncios de vicios, lo vacuo. El límite de los 140 caracteres nos obliga a tener poder de síntesis, disciplina, creatividad en la brevedad, como si escribiésemos epigramas modernos; Twitter debe acercarnos a la educación participativa y plural, así ganaremos todos.
Además, la red del pájaro azul se convierte en gimnasia cerebral para los adultos mayores, los mantiene ejercitando las habilidades motoras, amplía sus relaciones sociales, lo cual optimiza su salud, y es una forma idónea de ocupar su extendido tiempo de ocio.
La investigadora Carolina Velasco afirma: “Existe un clara tendencia a la optimización de los procesos educativos, y se produce gracias a la interacción de los estudiantes con sus pares, que traspasa las barreras y dota a los modelos educativos de la apertura y la optimización inherentes a la multiculturalidad.”
No temamos a la tecnología, no subutilicemos las redes, sumémosla al proceso educativo y a nuestra comunicación oportuna, veraz, colaborativa.
Twitter: @leonmagnom