MURIO EL REY DE LA GAITA
Se fue el hombre de la gaita, el compositor, el retrato de la zulianidad, el inspirador citadino.
Antonio J. Pachano cerró los ojos a las 7 de la mañana de ayer (domingo 16/10/2005). Un infarto apagó su vida mientras dormía en su residencia ubicada en la urbanización La Coromoto.
“Murió tranquilo”, comentó su hijo Orbe Pachano a los amigos gaiteros que se reunieron en la funeraria.
La despedida del rey de la composición pascuera resuena en el Puente, en el Lago, en Santa Lucía, en la Basílica, en lugares y personajes testimonios de tradición y alegría.
Fueron 84 años dedicados en cuerpo y alma a una inspiración popular y cultural, llena de color, calor y pasión.
A Panorma dijo el 4 de octubre de 2005: “Soy gaitero desde que nací. Me atrevo a decir que en el vientre materno ya amaba este género. Si me preguntan cuánto tiempo tengo gaiteando y sin temor a equivocarme digo: 84 años”.
La entrega fue de espíritu y ritmo. Sus temas llegan al corazón de todos los zulianos:
Cántame una gaita hermano
que ya llegó Navidad
yo no quiero soledad
en el alma del zuliano
dale bien duro mi hermano
que retumbe en la ciudad
que llegue a la vecindad este canto soberano
Elogios
Su aporte al ritmo tradicional le valió la exaltación a Patrimonio Musical del estado Zulia en 1993. La colectividad reconoce en él a un luchador cultural.
Denis Daguín, de Cardenales del Éxito, conoció a Pachano en 1983, cuando integraba las filas del grupo Birimbao. “Siempre lo he reconocido como uno de los pilares fundamentales de la gaita. Es y será mi maestro. Su legado es la herencia más grande de nuestra ciudad. Ojalá las generaciones del canto y la composición conserven la esencia del poeta Pachano”.
Idiosincrasia fue la palabra con la que definió Carlos Luis González, de la Fundación para la Academia de la Gaita “Ricardo Aguirre” del Estado Zulia, al autor de más de 200 gaitas.
“Creo que no se le escapó ningún icono zuliano al cual componerle una gaita. Le cantó mucho a Maracaibo, a pesar de que era perijanero. Escribió sobre la ciudad vieja. Se transportó al pueblo antaño. Y, por último, dejó “La flor de la gaita”.
Un ser incansable, esgrimió Alfonso Marín, de Iluminación Gaita y Show. “Bondad, generosidad y muy familiar. Querido. La personalidad de Antonio J. Pachano siempre proyectó tesón y lucha.”
En su juventud trabajó en la empresa petrolera y, al mismo tiempo, la música corría por sus venas al ritmo del cuatro y la guitarra, instrumentos que tocaba.
En ocho décadas de vida dio fe de su don: “Ziruma”, “Fantasía lacustre”, “Las arrias de Perijá”, “Atardecer lacustre”, “El Saladillo de ahora”, “Paisaje cañadero”, “Cristo negro”, “Las huellas de mi ciudad”, “Época del tranvía”, “San Benito parrandero”, “Otra Navidad”, “El puente de los sueños”, “La viejita Pancha”, “Allá por Obispo Lasso”, entre otros temas.
Creador
Justamente un repertorio de más de 200 composiciones compromete a más de un zuliano a velar por los valores tradicionales, a las costumbres, al carácter regionalista que caracteriza al Zulia.
En la entrevista a Panorama (4 de octubre de 2005), el mensaje de Antonio J. Pachano fue precisamente una petición a los gaiteros noveles. Pidió respeto por la identidad y la lucha por el folclor. Según, Pachano esa es la única vía para garantizar que la gaita no morirá.
He aquí un acto de responsabilidad. La agrupación Birimbao tiene el último tema realizado por el rey de la gaita.
Daguín cuenta que, hace dos semanas, se reunieron los ex integrantes del grupo para realizarle un homenaje a Pachano. A él le deben los éxitos: “Las huellas de mi ciudad” y “Cántame una gaita hermano”. Ahora tiene el peso de transformar a “La flor de la gaita” en otro icono musical.
Son muchos los aportes significativos que ha dejado Antonio J. Pachano.
“Fue un hombre que siempre estuvo involucrado con el medio. Apoyó festivales y a nuevos grupos y a solistas. Solidario, compañero y amigo entrañable”, expresó Jerry Sánchez, ex Birimbao.
Renato Aguirre González extendió una misiva en su nombre y de Fundagraez en la que deja claro que el rey de la gaita, a su paso por este mundo, destiló huellas cargadas de historia y de sapiencia con la quijotesca y romántica intención de convertirse en un farol para los próximos caminantes.
A Pachano: “Las huellas de tu ciudad preservarán los pasos que impregnaste de entusiasmo forjador, los lauros que guardan tu firma y donde morará por siempre tu idealismo y verso. Seguro puedes estar que nunca habrá soledad en el alma del zuliano y que tu nombre se perpetuará en las páginas del Zulia”.