“No es que yo le tenga miedo a la muerte,
es que preferiría estar en otra parte cuando llegue”
Woody Allen (Nueva York, 1935)
Para los antiguos griegos una persona tenía buena salud cuando estaba de buen humor, cuando su bilis o fluidos se encontraban en equilibrio. Desde entonces, el humor es considerado un triunfo del espíritu, un estado ideal.
Para Sidmung Freud es el mayor mecanismo de defensa, ayuda a equilibrar las emociones y da fortaleza ante las frustraciones. Los endocrinólogos consideran que el humor sana y fortalece el sistema inmunológico.
Es considerado una eficaz técnica de seducción, sobre todo las mujeres se enganchan con el hombre que tiene sentido del humor. El humor está estrechamente relacionado con la inteligencia, supone la capacidad de reírse de sí mismo, a diferencia de la ironía que conlleva a reírse de los demás. En definitiva, el buen humor es genialidad.
La persona que conozco con más talento para el humor es Javier Bertel, el chistólogo de risa contagiosa, casi vírica, nacido el 8 de mayo de 1958 en Cartagena de Indias, en una colorida barriada en la periferia de la heroica ciudad amurallada. Es hijo del miliciano Domingo Guzmán Bertel en Élida Luz Meza, ambos costeños raigales. Javier, al igual que muchos niños creativos, fue criado por su abuela materna Manuela Josefina Elles, en Maracaibo, muy cerca del otrora célebre Hotel Granada. Creció en un mundo de reminiscencias costeñas, que contrastaba con sus vivencias en las calles de Valles Fríos, llenas de gaitas, de humor maracucho y de los fantasmas que habitaban en el Granada, el hostal abandonado y ruinoso donde se hospedó Carlos Gardel en 1935, un mes antes de morir en Medellín.
Desde niño sintió atracción por la música y por las ciencias biológicas, la natura, a tal punto, que decidió cursar la licenciatura en Educación, mención Biología y Química en la Universidad del Zulia. Allí se destacó en los grupos estudiantiles por su dote de animador, su solvencia para verbalizar y su comicidad innata.
Comenzó sus andanzas en la gaita en el liceo, siempre como solista y presentador de gran carisma. Profesionalmente entró a la gaita con el Grupo Montuno junto a Milton Pereira, Renny Ríos, los hermanos Kristen, los hermanos Prieto y Ozías Acosta Monzant, su fraterno compañero. Grabó el éxito “El italiano”, contó miles de chistes en la década de los ochenta. Comenzó a trabajar como animador en los sitios nocturnos de Maracaibo, se convirtió en una referencia de las noches en “Peñas Blancas”, “Guatopo”, “Mi Vieja Discoteca” y en el “T-Bone de la isla de Margarita”. Desde muchas ciudades del país venían a verlo actuar.
En paralelo a las tarimas, Javier Bertel Meza incursionó en la radio junto a Orlis Viloria, en la emisora Maracaibo 740 AM, allí realizaba sketchs de humor, enfatizando la forma de ser del ciudadano común. Viloria lo bautizó como Javier Margarito: “El maracucho caliente”.
En 1985 comenzó en el programa Sabor Gaitero en Radio Calendario 1020 AM, espacio trasmitido de lunes a viernes que yo había fundado un año antes. Javier presentaba sus chistes “sin groserías” tres días a la semana, lo alternaba con las entrevistas a los gaiteros, especiales a las grandes figuras del género. Llegamos a marcar varios récords de sintonía.
En ese primer año de nuestra dupla radial, Ricardo Portillo nos obsequió un jingle que decía:
“Abierta la puerta está
para la gaita zuliana
reina pura y soberana
de Sabor Gaitero.
León Magno Montiel
la gaita la goza
y el pueblo retoza
con Javier Bertel…”
Crecía la popularidad de Bertel, sus contrataciones y crecía su familia junto a su primera esposa Mariela Méndez y su primogénita Ada Manuela, nacida el 23 de septiembre de 1983. Ada, hoy en día, tiene 29 años de edad, es licenciada en Comunicación Social egresada de la URBE, una destacada locutora y cantante.
Después llegaron dos hijos más, producto de su segundo matrimonio con la economista y catedrática Nayleé Semprún: Javier Guzmán Bertel Semprún, también egresado en Comunicación Social y la adolescente Xaviera Bertel Semprún.
En 1987, Cigarrera Bigott nos contrató para animar la Gira Regional de la Orquesta de los Hermanos Carruyo, banda que recién inauguraba Argenis. Éste venía de una larga pasantía con Dimensión Latina en Caracas; Ender, su hermano menor, había estado varios años en las filas de Billo´s Caracas Boys. Javier y yo fuimos los anfitriones y presentadores en los principales clubes de la Costa Oriental del Lago, Machiques y Maracaibo.
En esa gira se consagró con el chiste referido al “cuarteto de guitarristas ciegos”, que al finalizar su actuación en La Villa del Rosario salieron en un Ford viejo hacia Maracaibo y se les accidentó. Cuando nosotros dos les pasamos por un lado en mi Malibú achacoso, y vimos a los cuatro ciegos empujando el Fordcito, y un joven chofer al volante, Javier le gritó: “Desconsiderao, tenéis a esos pobres cieguitos sudando, empujando ese carro”. Y el chofer le contestó: “Y que queréis payaso, que los ponga a manejar”.
Chiste del Puente
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A finales de los años ochenta fundó su programa radial “La Ensalada de Javier” en Fabulosa Stereo 94.7 FM, ya próximo a celebrar 25 años en el aire, con alto rating, un gran encendido en taxis y hogares. Sus oyentes le envían sus chistes de vuelta, lo retroalimentan de forma creativa y graciosa cada mañana.
Él se siente orgulloso de haber pertenecido al Grupo Montuno, fueron impositores de la celebérrima gaita “Canto a la vida”, temporada 1979, del compositor William Kristen
“Surcan los caminos de mi mente
los recuerdos aún presentes
de mi vida en sus albores,
vuelan cual gaviotas en el aire
que parecen conjugarse
dando formas y colores”
Ese tema sonó en toda Venezuela y se convirtió en un clásico del género.
Después Javier creó su propia agrupación “Los Jocosos”, con ellos tuvo mucho éxito, lograron múltiples presentaciones, y grabaron varios álbumes de chistes, asesorados por Danilo Bautista y Gustavo Vecino, contando con el respaldo del sello TH-RODVEN. A finales de los años 90 fundó su actual banda “Los Tremendos de Javier”,
Como artista del humor, su principal característica es que hace sus chistes sin obscenidades, sin palabras vulgares, siempre acompañados de su risa magnética, su show es apto hasta para los niños.
Uno de sus chistes clásicos: “Entran un negro y una catira al zoológico, el portero estaba tomando licor. Mientras tanto el negro y la catira le dan la vuelta al zoológico y aprecian los distintos animales: el león, el elefante, la jirafa. Cuando van de salida el portero que ya estaba borracho, grita: Ey, ey catira ¿pa’ donde te lleváis al mono? Le dice el negro: Ve que yo sí te clavo la mano. Ajooo y se iba a llevar al que habla…”
Actualmente está al frente de su programa de radio y el de televisión “Javier échame uno” en el canal Televisa de la familia Rocca, grupo que ha sido su mecenas en el mundo de la comunicación por más de dos décadas.
El muchacho jovial del sector Valles Fríos, que animaba las veladas gaiteras, que hacía las noches amenas con su jocosidad, hoy en día es una gran figura del humor, que ha alternado con humoristas de la talla de Er Conde del Guácharo, del cubano Álvarez Guedes y Moncho Martínez. Él supo compartir escenarios con Carlos Sánchez “Tomate” y El Gallo de Veritas en nuestra ciudad. Es un hombre con mucho apego a la vida familiar, le gusta estar rodeado de sus tres hijos y sus dos nietos: Sofía Dariana y Rubén Javier, a quien llama Dominguito en homenaje a su padre.
Para Javier el humor es su apostolado, su misión es hacernos reír para tornar más llevadera nuestra existencia. Celebremos las tres décadas de arte y comunicación del Chistólogo de Venezuela, costeño de origen y lacustre en esencia, con una carrera digna y representativa de nuestra cultura.
Como dirían sus ancestros de la costa atlántica: Él se ha tronchado las adversidades de su vida y nos ha hecho carcajear de las nuestras. Es un apóstol que prodiga sonrisas, y con su ángel, espanta al diablo cuando anda suelto, tentando transeúntes por los lados de la carretera Unión.
Twitter: @leonmagnom