“Ser artista implica tanto una voluntad de estilo y
un ejercicio del alma, como una reciedumbre moral y un compromiso ante la vida”
Juan Antonio Vasco (Argentina 1924-1984)
La palabra chavín está relacionada con la remota cultura preincaica, lejanos ancestros peruanos. Los antropólogos la han llamado cultura matriz y su nombre está relacionado con la civilización que habitó primero en la selva amazónica, en las cercanías de Iquitos, pueblo fluvial y luego migró al sur del Perú, en la frontera con Bolivia, en plena cordillera andina, a 3.600 metros de altura. Los chavines eran cultivadores, politeístas, poseedores de un gran talento artístico que plasmaron en su cerámica, santuarios y obeliscos, realizaron hermosas incrustaciones y jeroglíficos selváticos, siluetas de temibles caimanes, animal poderoso y devorador al que admiraban como un Dios. Como testimonio de tiempos inmemoriales nos quedan las ruinas del Chavín del Huantar.
Con ese significado profundo, referido a esa etnia raigal sudamericana, el mote chavín ha acompañado toda su vida al hombre que nació el 1 de diciembre de 1951, que bautizaron Jesús Salvador Terán Mavarez. De padre zuliano y madre trujillana vio luz en Cabimas, siendo el benjamín de una numerosa familia. Nació con el talento artístico inconmensurable, que desde muy niño le permitió ser un excelente declamador, cantante, animador, creador de versificaciones, cuatrista y humorista natural. La gente lo llamó “Chavín” vocablo gracioso que se convirtió en su etiqueta, su marca artística, relacionado con el chavo, es decir, el pequeño.
Destacó como estudiante de electricidad en el Politécnico de Valencia. Después cursó estudios de Ingeniería Eléctrica en la Universidad de Los Andes (ULA), Mérida. En esa ciudad compartió parrandas con Gualberto Ibarreto y Astolfo Romero, mientras estudiaba. Se hizo amigo de Enrique Hidalgo, el célebre compositor y mandolinista oriundo del estado Anzoátegui.
En 1975 entró al mundo de la gaita con la agrupación Los Azulejos, donde grabó “Tres Estrellas” de su autoría y versionó el tema “El Garrafón” de Enrique Hidalgo. En 1977 se incorporó a “El coloso de cantares” Rincón Morales, allí compartió los escenarios con Pablo Grey, Fernando Rincón, Luis Germán Briceño y Lula López. Con ellos logró éxitos nacionales con los temas de su autoría “Grito Guerrero” (1981) y “Venezuela Galopante” (1979), dos hermosas gaitas nacionalistas, la última versionada por Rafael Pollo Brito en su álbum “Se canta venezolano” del año 2008.
Otra gaita romántica icónica en su voz es “Nunca es tarde para amar” del compositor Lenín Pulgar en 1981, como también lo son “Pasión Gaitera” de Rafael Rodríguez grabada en 1978 y el celebrado “Popurrí Aniversario” de 1978, compuesto por Humberto “Mamaota” Rodríguez.
En el año 1986 fue llamado para integrar Cardenales del Éxito, en el rol de solista y animador estelar. Pegó en la radio temas como “Cosas Nuestras” y “La Feria”, composición de Danilo Bautista; “Huele a Navidad” de Ricardo Hernández, “Tatuaje Zuliano”, ambas en 1994, y “Siete Estrellas” de Rafael Rodríguez en 1995. Cuando se produjo una división del conjunto gaitero, se marchó de la divisa roja con el empresario Carlos Castillo para VHG, nombre creado por Chavín: Venezuela Habla Cantando, parafraseando el tema de la compositora Conny Méndez. Desde el año 2007 pertenece a la agrupación que lidera Ricardo Portillo llamada Amparito Show.
También hizo historia cantando guarachas con el Súper Combo Los Tropicales, con ellos grabó el tema “El Pescador” y “Maracaibo consentida” a principio del decenio 1980. Fue el carismático presentador de esa gran orquesta que contaba con los arreglos del genio musical Pepino Terenzio, compartiendo escenarios con los solistas cabimenses Nilka Riera y Oscar Borjas.
En paralelo a la gaita, Chavín siempre ha cultivado el canto venezolano, el merengue oriental, la danza, la décima; primero con el grupo de Aguinalderos de Mérida. Después hizo un álbum criollo junto a Enrique Hidalgo y tuvo múltiples actuaciones en festivales y salas de espectáculos con su agrupación Venezuela Habla Cantando dirigida por el poli-instrumentista Rayban Zapata.
Su participación en el relanzamiento del Festival “Una gaita para el Zulia” fue brillante, al interpretar el tema “La gaita que yo te canto” del maestro Luis Oquendo Delgado:
“Con la Virgen de la mano
y extasiado con su encanto
Zulia querido te canto
con la gaita que mereces
y desde donde el sol crece
hasta el lar del Catatumbo
yo le elevo Zulia al mundo
con el amor más ufano”
(Universidad de la Gaita, 1984)
Fue animador de la edición de 1991, realizada en la Plaza de Toros de Maracaibo, donde compartimos esa responsabilidad, evento que transmitió para todo el país la novel televisora Televén.
Cuando cesaba cada temporada gaitera, Chavín se dedicaba por entero a hacer radio. Primero a través de Selecta 1390AM, luego a través de Radio Calendario con su programa madrugador “Concierto de Ordeño” y a partir de septiembre “Gaiteando con Chavín” que se convirtió en la referencia de los mediodías.
Cuando el Padre Gustavo Ocando Yamarte fundó el canal Niños Cantores Televisión en 1987, Jesús Salvador Terán fue animador del programa juvenil “Competencia” junto a la talentosa locutora caraqueña Marlene de Ruido, bajo la producción de Juan José Villalobos y la dirección de Víctor Ruido, un espacio que contó con la alta sintonía de los jóvenes, estudiantes y de las familias en general.
Actualmente comparte su tiempo con sus cinco hijos, dos larenses; Diego Luis y María Gabriela y tres zulianas: Janina, Jennifer y la menor María Milagros. Ellos representan el mayor afecto para él, son el motor que impulsa su vida. Es inmenso el amor que como padre ha sabido profesarles.
Chavín planea su tercer matrimonio con la señora Carmen Barboza, quien lo acompaña, lo apoya y protege. Con renovado entusiasmo relanza su carrera como cantante al lado de Ricardo Portillo, sin duda su amigo leal y cercano. Con él vivió la dolorosa ruptura con Cardenales del Éxito, cuando la directiva de la agrupación les informó: “No seguirían en sus filas por viejos”. Ellos no se rindieron ante la afrenta, grabaron el tema irónico “Los Viejitos” y continuaron con sus exitosas carreras.
El momento más aciago lo vivió Jesús Salvador el 20 de septiembre de 1995, cuando era director de Cardenales del Éxito. Ese día salió en el primer vuelo hacia Caracas, para entregar al sello disquero la producción de su agrupación para esa temporada. Al llegar a Maiquetía arreció el dolor de cabeza que desde la madrugada lo había molestado y se desvaneció en una banca del aeródromo. Era un accidente cerebro vascular (Ictus hemorrágico) que lo tuvo al borde de la muerte en el Hospital Militar de Vargas, del cual se ha recuperado parcialmente, afectándole su memoria lingüística y la genial verbalización que siempre poseyó.
Recién me confesó que en los días post-trauma cerebral, pensó en suicidarse, incluso sintió que la muerte lo acechaba. Eso lo llevó a entregarle las llaves de su casa ubicada en la “Villa Gaitera” a sus vecinos, por si algún percance le ocurría. Hoy en día se arrepiente de ello y ora a Dios para que le conceda una larga vida y pueda seguir cantando, ayudando a gente amiga, protegiendo a sus hijos y así honrar el nombre con el que definieron su camino de hombre creyente: Jesús Salvador, la voz de nuestra feria y del canto de amor a la patria.
“Venezuela estrella
que vas galopante
por grandes caminos
vamos adelante
siempre pa´ lante
buscando de corazón
la fe y la enseñanza
del Libertador”
(“Venezuela galopante”, Rincón Morales, 1979)
Recordemos siempre su célebre frase, su grito de guerra en los escenarios: “Venezuela no es una moda, Venezuela es para siempre”. Chavín, chavo, hermanito menor, gran sagitario gaitero; celebramos tus 61 años de vida plena. Sigue amando a tu tierra, porque como bien nos enseñaste: “Venezuela es una vela que no la apaga nadie” como lo entonaste con Cardenales del Éxito para la posteridad:
“¿De qué te sirve llevar
como adorno el estandarte
sin sentirlo y sin querer
si la patria es para amarle?
¿De qué te sirve llevar
por toda ruta y camino?
Venezuela hay que cuidarla
y lucha por su destino”
(“Siete estrellas”, Rafael Rodríguez, 1995)
Twitter: @leonmagnom