Cuando Emile Berliner creó el gramófono en 1888, estableció “un antes y después” en la historia de la música, puesto que hasta entonces era casi nula la difusión de las obras musicales. Sólo era posible oírlas cuando las ejecutaban en vivo en los teatros, en los grandes salones o plazas, tal era el caso de las retretas. Se reproducían las partituras que llegaban con años de retraso de puertos distantes. El gramófono se comercializó, evolucionando rápidamente, se hizo más portátil, con mayor fidelidad al sonido original de la obra. Hizo que llegaran las producciones musicales a muchos los hogares. En 1923, gracias a la invención de Guillermo Marconi, con base en las investigaciones de Popov y Tesla, el gramófono sonó a través de la radio, haciendo masiva la difusión de las obras musicales editadas en discos de vinilo, con surcos en sus dos caras.
La palabra gramófono fue la elegida para designar, en 1959, a los premios de la industria discográfica norteamericana, acción que tenía la misión de convertirse en el mayor reconocimiento, y a la vez impulso, de la producción musical americana. Desde el año 2000, la Academia Nacional de las Artes y Ciencias de la Grabación se amplió incluyendo la gala del Grammy Latino, para darle cabida a la amplia e influyente producción musical latinoamericana. La primera entrega se realizó en el Staples Center de Los Ángeles con figuras de la talla de Ibrahim Ferrer, Chucho Valdés y el gran homenajeado, el productor cubano Emilio Estefan.
Este 2013, luego de 51 años de existencia, Guaco ha recibido su primera nominación al Premio Grammy Latino en dos categorías: álbum del año y álbum contemporáneo tropical, por su celebrada producción “Escultura”. La nominación la comparte con cuatro artistas zulianos: Ricardo Montaner por su álbum “Viajero frecuente” en la categoría vocal pop contemporáneo; los muchachos de Vocal Song con su “Amarle” en la misma categoría; Tecupae por su producción “Suerte” en categoría fusión tropical, y Huáscar Barradas por su álbum “Dos mundos” junto al pianista Leopoldo Betancourt en la categoría instrumental.
A Guaco le costó cinco décadas lograr que los públicos de América y los músicos de esos mundos entendieran su propuesta musical, porque no es un merengue tradicional, ni es salsa, tampoco es un jazz. Partió de la gaita, se unió a la gaita tambora, al chimbangle del sur del lago. Adoptó armonías del jazz, la percusión afrocubana y así nació esa fusión, amalgama sonora, que llamamos Guaco.
Por ello dejo para ustedes la crónica de las siete etapas evolutivas de Guaco, donde hago un recorrido por el origen y evolución de la banda, que con orgullo, nos identifica en el mundo entero.
GUACO: EN SIETE ETAPAS EVOLUTIVAS
Haré una revisión de las etapas evolutivas que ha tenido hasta el momento Guaco, grupo musical zuliano que ha trascendido en el género tropical-urbano, y que hoy es una referencia mundial, con sólido liderazgo dentro de las bandas venezolanas. Se ha dividido su evolución musical en siete períodos bien diferenciados.
Primera etapa (1962 – 1974) “Conformación”
A comienzos de la década de los 60, un grupo de jóvenes marabinos liderados por Alfonso Aguado comenzaron a reunirse y realizar ensayos para conformar una agrupación gaitera. En su mayoría eran vecinos de la urbanización Sucre en el sector La Limpia de Maracaibo. Tocaban la gaita tradicional y querían competir con los líderes del género en ese momento: Estrellas del Zulia, Rincón Morales, Saladillo y Cardenales del Éxito. Se hicieron llamar: “Conjunto Estudiantil Los Guacos del Zulia”. El pájaro guaco es nocturno, una especie de lechuza blanca, que al cantar anuncia la muerte según la tradición marabina. Estos jóvenes recurrieron a un símbolo tenebroso para llamar la atención y competir con otro conjunto de la misma vecindad llamado “Los trece pavosos”.
El conjunto gaitero naciente logró grabar en 1964 su primer larga duración, con una modesta carátula en su primer vinilo, que tuvo poca aceptación en el público. Así comenzó la primera etapa del proyecto musical que marcó la historia contemporánea de la música venezolana: Guaco.
Alfonso Aguado “El Pompo” como lo llamaban sus hermanos, el hijo mayor de un destacado agente de seguros que amaba la gaita, Alfonso Aguado Rincón, ejecutaba el furro y tenía dotes de líder. Pronto se rodeó de talentosos gaiteros, que le garantizaron una buena calidad sonora en su incipiente agrupación. Se hizo de los servicios profesionales de Humberto Mamaota Rodríguez, músico caroreño que venía influenciado por la onda nueva de Aldemaro Romero. También de Maritza Morales, José Castillo, Alcides Bonilla, Tino Rodríguez, más tarde, Mario Viloria, Heriberto Molina y Celestino, “Tino”, el gran cantante barítono y saxofonista nativo del estado Falcón, Puerto Cumarebo, quien llegó a Maracaibo luego de formarse en la academia militar del estado Miranda, donde integró la banda marcial. Se hizo célebre con el Súper Combo Los Tropicales dirigido por Pepino Terencio, con cuyos integrantes grabó muchos temas que fueron éxitos nacionales.
Junto a estos líderes que rondaban todos por los treinta años de edad, estaba el adolescente Gustavo Adolfo Aguado León, nacido el 3 de noviembre de 1949, hermano menor de Pompo, quien ya se proyectaba como un excelente solista, pero requería un permiso especial para actuar por ser menor de edad. En 1969 se unió al conjunto Ricardo Hernández, en el rol de charrasquero y cantante, más tarde destacaría como compositor y arreglista. En esta primera etapa, en los años 60, Guaco era un grupo de gaita tradicional, sin ningún elemento electrónico o ajeno a lo típico. En 1970, el maestro polinstrumentista Nerio Franco entra a la agrupación e introduce nuevas armonías con la guitarra eléctrica, utiliza montunos de la salsa y da un giro a la agrupación, que aún estaba afianzada al ritmo en compás de seis octavos. Comienzan a grabar tamboreras como “Que nadie se mueva”, “Bubú Guaco” y “Qué barbaridad”.
Segunda Etapa (1975 – 1979) “Experimentación”
Se inicia con la entrada a Guaco de Ricardo Portillo y Simón García, compositores y cantantes que habían triunfado con Los Cardenales del Éxito y con la agrupación de música criolla de Julio Francci Molina. Comenzaba la década de los años 70, ellos gozaban de prestigio en la comunidad musical zuliana, de respeto por su probado talento. Ricardo, además, era un excelente cuatrista y un líder natural, nacido el 16 de octubre de 1944.
Simón Udón García, un compositor insigne y humorista que había estado con Los Tigres como figura principal y luego en los “pájaros rojos”, nació en el barrio El Saladillo el 24 de julio de 1942, marcado por su nombre en homenaje a dos genios venezolanos: Simón Bolívar y el poeta Udón Pérez. Junto a estos dos titanes que entraban al conjunto, se mantenía Gustavo Aguado, ya más maduro, más seguro como cantante. En esta segunda etapa, el arreglista emblema fue Nerio Franco, un poli-instrumentista que había tocado guitarra con Los Blanco. Franco era un maestro de las cuerdas, introdujo los primeros acordes de la bossa nova y los montunos cubanos a los temas de la agrupación en ese decenio de los setenta.
Los tres líderes gaiteros: Ricardo, Simón y Gustavo le dieron una imagen carismática al Grupo Guaco, como se denominaban en esos años. Sonaron temas en varias ciudades del país como: “María La Bollera”, “La Clave”, “Juventud”, “Venite Pa´ Maracaibo”, “Noche Sensacional”, tema que unos años más tarde grabase Cheo Feliciano acompañado de Papo Lucca para el sello “Vaya Record”.
Los Guaco empezaban a hacerse un nombre nacional y de un fuerte liderazgo local.
Los arreglos musicales los realizó Nerio Franco hasta el año 1975. Para 1976, la responsabilidad recayó en el joven pianista y director de orquesta José Luis García, quien había sido integrante de Los Larkings. A García lo acompañaba en la nueva aventura armónica Carlos Sánchez en el bajo y en la guitarra eléctrica Salvador Baglieri. Años después, José Luis conformó su propia agrupación y la llamó Carángano, con características de charanga cubana, que tuvo un marcado éxito en el occidente del país.
Tercera etapa (1980 – 1984) “Boom comercial”
El tercer período evolutivo lo marca la entrada del cantante Amílcar Boscán en 1979, un estudiante de la carrera de Derecho en la Universidad del Zulia, que en paralelo a sus estudios gaiteaba con grupos juveniles. Guaco cambiaba su fachada, aunque mantenía en su tren de solistas a Portillo, Simón Udón, Gustavo y Frank Velásquez, se les unía el joven Amílcar; con ese formato permanecen ese año 1979. Al año siguiente, 1980, se produce una importante ruptura: luego de grabar el disco de esa temporada, deciden marcharse Ricardo Portillo, Simón García, José Luis García y Carlos Sánchez, el bajista, y se unen a una agrupación naciente llamada La Nueva Generación, donde ponen a sonar varios temas. En ese año 1980, Ricardo Hernández pasa de la percusión a la fila de los solistas junto a Amílcar y Gustavo; así dejaba las congas para cantar sus temas, componer y llevar la batuta de los arreglos del grupo.
Los Guaco ahora estaban renovados, con Amílcar como figura principal, a quien habían captado en una actuación en la Discoteca La Nuez, centro nocturno muy visitado entonces, regentado por el señor Soñé. Era una emblemática sala nocturna que presentaba los mano-a-mano entre Cardenales del Éxito y Guaco, ubicada en la plaza Indio Mara.
Cambiaba de sonido el Grupo Guaco influenciado por el chimbangle, las tamboreras surlaguenses que tocaba Gran Coquivacoa, por el swing del septeto Los Blanco y el boom de salsa que lideraba Joe Cuba, el Gran Combo de Puerto Rico, las Big Bands de Tito Puente y Tito Rodríguez, hasta la incipiente Fania All Stars. Con esta mixtura musical que fueron creando, el Grupo Guaco revolucionaba el sonido de la época al ejecutar mambos a voces con el saxo alto y la guitarra eléctrica en las manos de Romer Quintero, en temas que no eran gaitas, sino tamboreras guaqueras. Más tarde, cuando trabajaron mejor la armonía y crearon la “pelota rítmica”, que en el argot musical significa el perfecto ensamble rítmico de la tambora, batería, conga, charrasca, timbal; a esta nueva creación musical se le denominó “sonido guaco”.
En esta etapa, al grupo se anexa un talentoso cantante y bajista: Sundín Galué, que había tenido éxito con Santanita -agrupación gaitera polifónica-, al lado de Gladys Vera, Cheo Beceira, Ramón Rosado, José Isea, Perucho Espinoza y Marvin González. Para la época sólo tenía 25 años de edad. Él se encargaría de las gaitas progresistas que aún hacía Guaco y en especial, los temas románticos. Sundín Maquiavelo Galué nació el 5 de noviembre 1956 y murió por una afección cardíaca el 22 de febrero de 2009.
El “sonido guaco” dio motivos para que los más ortodoxos del género fuesen a las emisoras a condenarlos por propiciar “la muerte de la gaita”. Hasta realizaron foros en la Fonoplatea de Radio Popular 700AM.
Guaco suena fuerte con los temas de la dupla Boscán-Hernández y logra ganar todos los premios, discos de platino. Comienzan las contrataciones en los lugares más importantes de Venezuela con extensas giras.
En el año 1983 integran al grupo la sección de metales: trompeta, trombón, y enriquecen la percusión con la batería que ejecutaba Federico Pineda. Pasa al timbal Fernando Valladares, y siguen en las tamboras Johnny Flores y Luis Rincón. La charrasca, instrumento que han mantenido hasta esta fecha, era ejecutada por Alexis Moreno “El Muiño”.
Cuarta etapa (1985 – 1988) “Era de la big-band”
Al marcharse Amílcar Boscán en 1984, luego de haber obtenido su título de abogado en la Universidad del Zulia y comenzar su exitosa carrera como salsero, con el mecenazgo del maestro Willie Colón, entra en su lugar Daniel Somaroó, un caraqueño nacido el 14 de marzo de 1963, que venía de actuar con la Orquesta Jarana. Daniel marcó el comienzo de la cuarta etapa evolutiva. Se puso a las órdenes del compositor líder de la agrupación para ese momento, Ricardo Hernández, quien había terminado sus estudios de solfeo y armonía en el conservatorio “José Luis Paz” y ese año, 1984, ingresaba a la Universidad Católica “Cecilio Acosta” para hacer la carrera de música, y perfeccionar su arte de componer y arreglar temas.
Hernández, que fue el compositor del boom comercial de Guaco con temas como: “Pastelero”, “Billetero”, “Cepillao”, “A comer”, “Tú”, “Maracucha”, “Movidita”; compone el tema “Sentimiento Nacional” que se convierte en un gran éxito en todo el país. Comienza a aparecer Guaco en todos los eventos importantes de la música popular, ya no sólo en navidad, porque comenzaban los jóvenes del decenio de 1980 a verlos como los creadores de un ritmo único: Guaco, la salsa de Venezuela. Somaroó complementa perfectamente con su voz y rostro juvenil el cuarteto de cantantes que conformó al lado de Gustavo Aguado, Ricardo Hernández y Sundín Galué. En los coros participaba Romer Quintero.
Comienzan las extensas giras nacionales, los primeros viajes al exterior, las ventas bajan un poco, con respecto a las alcanzadas con “Un cigarrito y un café” que fue disco de platino, pero mantienen un buen liderazgo con el apoyo del sello Sonográfica.
En 1988, Ricardo Hernández se retira de Guaco por discrepancias irreconciliables con su compadre Gustavo Aguado. Comienza a grabar un álbum como solista, con temas en ritmo de salsa, todos de su autoría, que llama “El Sabor del Maestro” con la tutela de “El Negro” Mendoza, veterano productor disquero de Caracas con muy buenas conexiones en el Caribe.
En esa cuarta etapa, los arreglos de Guaco los realizó el destacado pianista Alirio Pérez, con una gran calidad, influenciado por Papo Lucca y los arreglos en La Sonora Ponceña, pero no obtuvo el éxito comercial de Ricardo Hernández. Alirio invita a formar parte de la banda al gran baterista Argenis “Archi” Peña y al bajista Nerio Quintero, perteneciente a la dinastía de rock pionero del grupo Azúcar, Cacao y Leche y destacado con el conjunto gaitero Blanco y Negro. En esta etapa evolutiva se registra la entrada del joven solista Nelson Arrieta en el año 1987, quien venía de ser figura estelar en la orquesta Carángano, y antes, había pertenecido a la agrupación gaitera Birimbao. Nelson, en paralelo a su trabajo como solista, cursaba la carrera de comunicación social en LUZ. Nació el 4 de febrero de 1966 en el sector Fundación Mendoza, rápidamente se colocó en los primeros lugares con los éxitos: “El zapatero”, “Regálame tu amor en primavera”, “Sara”, “Atracción fatal”, “El reportero”, “Todo quedó”.
Quinta etapa (1989 – 2003) “Conquista continental”
Está marcada por la entrada de Luis Fernando Borjas, joven perteneciente a la dinastía Borjas de Cabimas, hijo de Beto Borjas miembro fundacional del Gran Coquivacoa y por tanto sobrino de Neguito el gran cantautor, quien comenzó a colaborar con Guaco desde la tercera etapa. Junto a Luis Fernando, comenzó a destacarse como solista y excelente compositor Jorge Luis Chacín, quien en los actuales momentos se maneja desde Estados Unidos con el nombre artístico de Chasin.
Se había despedido en el 1987 Daniel Somaroó para dedicarse a la animación en televisión y la publicidad y surge este nuevo trío de solistas jóvenes al lado del líder vocal e ícono: Gustavo Aguado, que algunos caraqueños llamaban “el gordo guaco”.
Los arreglos musicales de esta etapa los realiza Juan Carlos Salas, excelente trompetista hijo del destacado músico Enrique Salas. Juan Carlos es el actual director musical de la banda, y mantiene una estrecha colaboración con Gustavo Aguado.
En el año 2003 sale Nelson Arrieta por diferencias ideológicas con el líder Aguado, luego de militar por 16 años en la banda, y se dedica por completo a desarrollarse como solista, faceta que había comenzado a cultivar bajo el patrocinio de Ricardo Montaner. Logra grabar con el sello del cantautor argentino-zuliano un álbum que sonó en las emisoras, sin mucho brillo comercial. Comenzó su vida al lado de su grupo Iré y de la Orquesta Masters de Venezuela, dedicada a cultivar la salsa brava, los temas de la salsa clásica.
Sexta Etapa (2004 – 2011) “Madurez musical”
Las composiciones del talentoso Jorge Luis Chacín, quien venía de formarse como cantante y bajista en las orquestas Chékere y Carángano, logran darle otra cara al proyecto Guaco, adaptándolo al sonido que se acercaba al siglo XXI, haciendo una lectura de avanzada de los nuevos tiempos. Sus letras cargadas de poesía, con melodías casi de trova, remozaron el proyecto y le dieron los primeros lugares en el record report de Venezuela.
En esta etapa de madurez musical, la imagen del grupo Guaco la encarnan tres solistas: Ronald Borjas, el cantante cabimense con parentesco con los Borjas del Gran Coquivacoa, Luis Fernando Borjas y el líder Gustavo Aguado León.
El nuevo Guaco logra consolidar un liderazgo nacional, expande sus límites a Florida, Estados Unidos; y parte de Europa. Coloca en los primeros lugares temas como: “El confesor”, “Como es tan bella”, “Cómo será”, “Un detalle en falso”, “No la juzgue”, “La turbulencia”, “Sabe a Venezuela”, “Si fuera tú, bailo conmigo”, “Lo eres todo”.
Para acariciar las reminiscencias y consentir a los guaqueros raigales, graban en el año 1999 un álbum de colección que titulan “Guaco, cómo era y cómo es” con una caricatura de Zapata por carátula, donde realizan un “remake” o versión remozada de sus grandes éxitos de los años 80, con la asesoría de Fernando Valladares, músico y productor testigo de tres etapas evolutivas de la agrupación. Importante destacar que en esta producción de 14 temas, 9 son de la autoría de Ricardo Hernández, lo cual nos habla de su visión de éxito como compositor, de su talento y olfato comercial para la música.
Con las voces actuales y con arreglos que recordaban los originales, pero con la nueva dotación de un saxo, una trompeta y un trombón, este álbum antológico logra rescatar los temas que llevaron a la agrupación a escalar un sitial nacional y versionarlos con el actual sonido de la banda, una amalgama de jazz, son, timba, tamborera, que sólo acepta un término: el sonido guaco. Éste cuenta con dos instrumentos de percusión típicos gaiteros: la tambora y la charrasca. Con tres instrumentos de la percusión afrocubana: el timbal, el bongó y la tumbadora. Más la batería al estilo ska, y el guajeo del piano y la guitarra, con la base del bajo y la estelaridad de la sección de vientos, al estilo Rafael Ithier y su escuela del sabor boricua Gran Combo: saxo tenor, dos trompetas y un trombón.
Los compositores que marcan esta quinta etapa son Jorge Luis Chacín, Nano Silva y José Alfonso Quiñones. Guaco, esa marca musical extendida por todo el Caribe, ha logrado grabar al lado de Gilberto Santa Rosa, Kyara, Karina, Proyecto M, los ex-Menudo; también ha realizado giras con el salsero Luis Enrique, La Barbería del Sur, Glenn Monroig y se ha ganado el respeto del gremio de salseros y jazzistas de América Latina.
Séptima etapa (desde mayo 2013) “Guaco intercontinental”
Está marcada por el anuncio realizado por el líder Gustavo Aguado de dejar los micrófonos como solista y pasar al rol de productor. Luego de estar cantando por 50 años con la banda que nació en su casa, en la pionera urbanización Sucre, decidió dejar su importante trabajo como solista y dedicarse en pleno a producir los álbumes de Guaco, lo cual hace desde 1980 con indiscutible éxito. Él tiene la responsabilidad de convocar a los compositores, seleccionar los temas, invitar a figuras importantes del canto, dirigir a Juan Carlos Salas en los arreglos de los temas, y finalmente armar la estrategia de promoción del álbum una vez terminado y programar la gira nacional e internacional.
El anuncio de su retiro como cantante lo hizo en el Palacio de Eventos de Venezuela, en el concierto “Guaco Histórico” donde participaron Gilberto Santa Rosa, Luis Enrique, Kiara, Nelson Arrieta y Jorge Luis Chacín; en el mes de mayo de 2013.
Guaco ha evolucionado con la égida de Gustavo Aguado, quien ha sido el líder visionario que ha permanecido en las siete etapas descritas, el denominador común de los seis períodos evolutivos, impulsando a Guaco a cambiar constantemente de piel para no perder vigencia, convirtiéndose en un proyecto musical eternamente joven y vanguardista. Guaco, bandera sonora de Venezuela, con su símbolo “El tridente de Poseidón”, según los griegos, o de “Neptuno” según la versión de los romanos, el dios del mar. Lo representan montado en un carruaje saliendo del mar, tirado por briosos potros, al mando con su tridente como símbolo de poder. El tridente guaquero también ha sido signo del poder creativo, un instrumento de lucha en su larga batalla musical.
El próximo 21 de noviembre en la ciudad de Las Vegas se realizará la gran gala de los Premios Grammy Latinos. Tendrá como un gran leiv motiv homenajear al “Sonero del Mundo”, Oscar D’León, quien recibirá de los directivos de la Academia de Artes y Ciencias de la Grabación, un Gramófono Honorífico por su brillante y extensa carrera musical.
Ojalá con Guaco no se repita la insólita historia de Lep Zeppelin y Queens, que nunca ganaron un gramófono de oro. Tal vez esta será la primera de muchas nominaciones, para que en justicia Guaco siga su rumbo a ser una banda conocida y respetada en todo el mundo .
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