La Universidad del Zulia, como institución consagrada a la búsqueda de la excelencia, debe aplaudir y respaldar todas las iniciativas que se asumen para preservar la idiosincrasia zuliana. Una de esas iniciativas es el homenaje que se le rindió la semana pasada a nuestro recordado “Parroquiano”, Astolfo Romero, quien, precisamente, fundó la Universidad de la Gaita.
Como miembro del equipo rectoral de LUZ, tuve la oportunidad de asistir al acto de entrega de la Orden “Relámpago del Catatumbo” a la familia del gaitero y el otorgamiento de los premios a los ganadores del festival “Una gaita para tu comunidad”, que confirió el gobernador Manuel Rosales y la Fundación Academia de la Gaita “Ricardo Aguirre” del Estado Zulia (Fundagraez), en el marco de la conmemoración de los cinco años de la desaparición física del autor de El barbero, La tienda de Tobías y Ave cantora.
En este emotivo encuentro que se realizó el pasado 20 de mayo, los gaiteros y músicos experimentados de distintos ritmos, escucharon a las nuevas generaciones que con ímpetu, demostraron que pueden asumir la responsabilidad de mantener nuestras tradiciones culturales.
En este orden de ideas, es fundamental reconocer el trabajo que ha realizado el gobierno regional a través de Fundagraez, noble institución que se creó en noviembre de 2003 con el objetivo de promover la difusión de la gaita, realizar investigaciones históricas y, principalmente, trabajar por mejorar la calidad de vida de los gaiteros con el otorgamiento de becas y pensiones.
El último aspecto, resulta importante debido a que los gaiteros, como desgraciadamente ocurre con la mayoría de los artistas y sobre todo con aquellos que se dedican a las expresiones populares, no contaban con la estabilidad social que les permitiera dedicarse a cultivar nuestra música en “cuerpo y alma”.
Por todo lo señalado, la Universidad del Zulia debe felicitar al gremio de gaiteros y a su vez apoyar el trabajo que está realizando desde hace más de un año, porque como máxima casa de estudios del Zulia, no podemos ser indiferentes ante todo lo que enriquezca los valores culturales de nuestra región. Por ellos, me atrevo a rezar al estilo de Heriberto Molina: “Padre misericordioso, maestro de las alturas, dale a nuestras almas cura y un sendero jubiloso; dale a los cristianos gozo, que de bendiciones, llenos oraremos Nazareno, por nuestros gaiteros idos que jamás tendrán olvido, pues fueron zulianos buenos”.
¡Dios conceda vida eterna a la gaita!