El 4 de abril se recuerda a uno de los santos más queridos de nuestra región: San Benito de Palermo, con el que la comunidad zuliana ha establecido un nexo de afecto y devoción, co-patrono de Cabimas, venerado con actividades religiosas para la alegría de los asistentes y el fomento de expresiones artísticas en su honor.
Benito fue el hijo de unos esclavos de origen africano que vivió en la ciudad de Palermo, en Sicilia, en el siglo XVI. Cuando tenía un poco más de 20 años entró en contacto con la comunidad de la Orden de Frailes Menores, conocidos como franciscanos, por su fundador, Francisco de Asís.
En 1589, Benito enfermó gravemente y por revelación conoció el día y hora de su muerte. Recibió los últimos sacramentos, y el 4 de abril de 1589 expiró dulcemente a la edad de 63 años, pronunciando las palabras de Jesús moribundo: «En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu».
El llamado santo negro se ha convertido en el representante de todos los afrodescendientes, y según el historiador zuliano Juan de Dios Martínez, un gran porcentaje de los pobladores de Bobures y Gibraltar tenían antepasados africanos y eran mulatos, lo cual habría sido un estímulo fundamental para venerar a un santo que, como los habitantes de la población, compartía con ellos la discriminación de un origen esclavo.