Comenzar el 2019 con la palabra por delante

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Comienzo el 2019 con grandes expectativas, con muchos proyectos comunicacionales y culturales en marcha. Quizá el más ambicioso sea publicar dos libros que he terminado: uno de crónicas latinoamericanas. Como afirmó el maestro Gabriel García Márquez: “La crónica es un cuento que es verdad”. Ese es mi género periodístico predilecto, lo utilicé en mi libro “La gaita en crónicas” (LUZ, 2015). El otro libro es un poemario, y sobre la poesía (la máxima expresión de la lengua) el gran escritor Octavio Paz dijo: “Cada lector busca algo en el poema. Y no es insólito que lo encuentre: ya lo llevaba dentro”. Yo soy un trabajador de la palabra, siento un profundo compromiso con lo que ella implica y genera, bien sea: hablada o escrita. Por ello quiero compartir con mis lectores tres poemas de ese texto en etapa de revisión final, entendido como una entrega de año nuevo para ustedes, con mi mayor gratitud y el mayor respeto:

 

I

 

CANES LLOROSOS

 

Al maestro Hugo Figueroa Brett.

 

 

Algunos viajeros, en su paso fugaz

por esta ciudad de aguas mansas,

aseguran haber visto

perros con lágrimas en sus ojos,

con sus hocicos bañados de sal,

deambulando como bestias ciegas

tras el rastro de sus antiguos dueños.

Nadie quiere ahora recordar

a esos canes llorosos

terriblemente solos;

en el más absoluto desamparo,

sin amos,

en una ciudad casi animal:

urbe feroz.

 

 

 

II

 

EL CORAZÓN DE LOS CAMINOS

 

A Marisela Árraga, mi esposa.

 

A esta hora

escucha el corazón de los caminos

con su latir a veces cansado,

pero, aun así, incesante.

Las distancias,

las lejanías,

los confines tan remotos

no logran ocultar tu rostro.

Camino, y a mi paso

van naciendo nuevos senderos.

Quiero llegar hasta tu morada,

estar ante ti

y beber de tus afluentes,

escrutar tus dominios

y tocar tu zona más íntima,

aún intacta de saqueadores y fantasmas.

 

 

III

 

OSCURANA

 

A Leandro Lenin Montiel, in memoriam

 

Los peces se desplazan desnudos

con los ojos inmóviles

como relojes plateados detenidos.

No tienen más ropajes

que las profundidades de este lago dulce,

habitáculo de los hombres de agua,

hijos del dios Añú.

La luz de luna los guía,

es un faro sumergido

en un mundo de silencios líquidos,

de ecos acuosos.

Es una lámpara lunar

en la azulada oscurana,

la misma que enloquece

a los marinos en tránsito,

a los navegantes que se perdieron en su retorno.

 

Espero que estos tres poemas llenen su tiempo de solaz, logren crear imágenes y sensaciones que hagan más soportable esta vida. Como dijera el maestro Jaime Sabines: Sean parte de la hermosa vida.

 

León Magno Montiel

@leonmagnom

leonmagnom@gmail.com

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