Miguel Cabrera: orgullo deportivo

- Publicidad -
- Publicidad -

“La gimnasia para el cuerpo y
la música para el alma”
(Platón, La República)

Miguel Cabrera nació en Aragua, estado que ha dado excelentes peloteros a la patria venezolana. Fue el 18 de abril de 1983 en su capital Maracay, la ciudad jardín. Esta temporada 2012, con apenas 29 años de edad está a punto de hacer historia, pues tiene la posibilidad real de conquistar “La Triple Corona” en las Grandes Ligas, es decir, titularse como líder en promedio de bateo, jonrones y carreras impulsadas en su liga, cosa que no sucede desde hace 45 años.

Miguel debutó en el béisbol estadounidense el 20 de julio de 2003 con el uniforme de los Marlins de la Florida, ese día le sonó un jonrón al lanzador Al Levine para dejar en el campo a sus rivales. En ese momento, el maracayero solo tenía 20 años de edad y fue como una premonición, porque desde entonces ha dado batazos de mucho metraje, al punto que ya tiene en su haber 319 vuelacercas, la misma cantidad que bateó en toda su carrera el expelotero insignia en Detroit, Cecil Fielder.

Sólo dos peloteros venezolanos  han alcanzado los 300 jonrones en su carrera en las Grandes Ligas: Andrés Galarraga y Miguel Cabrera, con la diferencia de que Cabrera lo logró con 29 años de edad y Andrés estaba cercano a cumplir los 40 años. El “Gran Gato de Chapellín”  terminó su brillante trayectoria peloteril con 399 jonrones. Recién declaró con humildad: “Miguelito es mejor bateador que lo que yo fui”.

José Miguel Cabrera Torres, con el número 24 en su camiseta, es una referencia de los valles de Aragua, tierra donde nacieron Toribio Garboza, David Concepción, Bob Abreu, Richard Garcés, Martín Prado, Aníbal Sánchez, Elvis Andrus, entre otros. El emblemático maracayero fue noticia en el mundo deportivo en el 2009 cuando firmó con los Tigres de Detroit un contrato por ocho años, que le garantizaba la cantidad de 153 millones de dólares, siendo hasta ahora el décimo contrato más lucrativo en la historia de las Grandes Ligas. Cuando en el 2017 venza ese convenio, el jonronero venezolano  tendrá 34 años; y yo me pregunto: ¿Por cuánto podrá renovar o firmar con otro equipo? ¿Se  imaginan la cantidad a devengar de estar completamente sano, libre de lesiones?

Jim Leyland, el sabio manager de los Tigres de Detroit, quien fue pelotero profesional con esa divisa bengalí en la posición de receptor, ha ganado tres veces el premio manager del año y ha sido campeón en ambas ligas. A sus 67 años de edad, Leyland es el mejor aliado de nuestro compatriota Cabrera, tiene un gran concepto de su talento e inteligencia para el juego, y ha declarado: “Él debe ser premiado como el jugador más valioso de la Liga Americana, sin duda es el MVP 2012”.

Los únicos capítulos lamentables en la vida de Cabrerita los escribió por su afición a los tragos, con una escena de violencia familiar en su casa de Detroit luego de una serie en la ciudad de los vientos, Chicago; y la bochornosa escena durante los entrenamientos de primavera en la Florida, en Fort Pierce, cuando manejaba ebrio su camioneta y fue detenido por la policía de Saint Lucie e increpó al agente que lo detenía preguntándole “¿Tú no sabes quién soy yo?”, empujándolo después.

Esa conducta errónea quedó atrás luego de someterse a un riguroso tratamiento para consumidores de alcohol, inducido y vigilado por su organización en Detroit. Ahora Miguel se muestra como un hombre altruista, que colabora con obras benéficas importantes en pro de los niños pobres en Detroit, ciudad donde el 30% de sus habitantes está en la miseria, son hijos de obreros desempleados, que están viviendo en casas que parecen bombardeadas, con hospitales públicos a punto de colapso. La ciudad del automóvil, que pretendió ser el corazón industrial de EEUU, está en franco declive.

Miguel dio otra muestra de su generosidad, de su talante solidario cuando donó 90 mil dólares a las víctimas del terremoto en Haití y tuvo palabras de aliento para esa nación insular, obra que realizó junto a su esposa.

Como gran fanático de sus Tigres de Aragua, equipo al que llevó a ser tricampeón de Venezuela, siempre ayuda a los peloteros jóvenes de esa organización que lo  desarrolló como profesional, y a la que pertenecerá hasta sus últimos días, según afirma cada año.

En el barrio La Pedrera de la capital aragüeña aprendió a jugar pelota con su tío, donde cada tarde solía saltarse la cerca del estadio que estaba ubicado detrás de la casa de su abuela  Berta Torres, quien lo encomendaba a la Virgen del Carmen en sus rezos. Allí gozó del total apoyo de sus  padres Miguel y su madre Gregoria Torres, mujer que perteneció a la selección estatal de softbol femenino. Junto a ellos y en casa de su abuela, firmó el contrato con los cazatalentos de los Marlins, contentivo de un bono de 1 millón 800 mil dólares, un monto record para la época.

El 26 de junio de 2002 se casó con su novia del liceo, Rosángela Polanco, con ella  tiene tres hijos: Rosángel, Isabella y Christopher con quienes vive en Detroit ocho meses al año, una ciudad que actualmente enfrenta muchas dificultades, urbe hostil, con severos problemas raciales, deprimida económicamente por estos años en que sus “Big Threes” Ford, Chevrolet y Chrysler están a punto de quiebra, con una hemorragia financiera permanente, pidiendo subsidios a gritos al presidente Obama. Sin embargo, el estadio del equipo local, el Comerica Park, es una isla de calor humano que alberga hasta a 41.782 fanáticos,  una gran afición beisbolera, que tiene a “Miggy´s” como su máximo ídolo. El resto del año, la familia Cabrera Polanco lo pasa en la apacible Boca Ratón, en la Florida, estado donde realizan los entrenamientos de primavera los bengalíes, en la “Liga de la Toronja”.

José Miguel Cabrera Torres de seguro recibirá este año 2012 el “Premio Luis Aparicio”, en el mes de noviembre en Maracaibo, en el marco de la Feria de la Chinita, de las manos de nuestro Salón de la Fama, Luis Aparicio, en el diamante del estadio aguilucho. Allí estaremos acompañándolo, aplaudiendo su gesta deportiva, meritoria e histórica, presenciando su avance a un posible ingreso al Salón de Cooperstown de los inmortales del béisbol.

La banderita venezolana que mantiene en su locker del clubhouse bengalí, jamás había flameado tan orgullosa. Ojalá obtenga la triple corona, que nadie ha logrado desde 1967 cuando la obtuvo Carl Yastrzemski con el uniforme de los  Medias Rojas de Boston, hace 45 años. Adelante con tu misión compatriota Miguel, traiga a Venezuela esa triple diadema. Síguele poniendo música de victoria a nuestra patria con tus batazos.

Twitter: @leonmagnom

- Publicidad -