“Un día de agosto en que
la más ilustre de las abuelas pobres,
que tocaron la guitarra y cantaron por la radio
se murió sin pedirle permiso a nadie,
sin avisarle a uno ni decirle a uno me muero, chao.
Y entonces acostarse así como así en su lecho de flores”
Blas Perozo Naveda
La mujer de la tierra del viento, la que camina sobre la arena seca que entró al mar, fue homenajeada en la hermosa canción de Alí Primera “Paraguanera”, en su álbum “Cuando nombro la poesía”. Hoy despertamos con la noticia de que la muerte estuvo rondando las orillas de Amuay, en una madrugada de estruendo y resplandor en el complejo refinador fundado en 1950, el mayor del mundo, este arde, están en llamas nueve de sus tanques luego de una fuerte explosión causada por una fuga de gas. Ante este hecho doloroso, elevo mi homenaje a la mujer falconiana y a sus hijos, a la que el maestro cantor Alí Rafael dibujó:
”Llena tus labios de colorete
y de ansiedad el alma se llena
todas las tardes la carretera
recibe el beso de tu mirar” (1979).
Los 3.400 kilómetros cuadrados de extensión territorial de esa península árida, donde el viento hace llorar a las piedras violetas en Las Cumaraguas, están llenos de canciones de los Colina, de las gaitas de los Meneses, de las crónicas de Alí Brett, de recuerdos de la marcha con claveles. La gran punta septentrional de nuestra patria amaneció agobiada por la pena, este sábado 25 de agosto, ese territorio de vida y resistencia está habitado por el llanto.
Recordemos el verso de Alí Primera, casi una súplica, dedicado a un personaje raigal de la falconía, hijo talentoso de Carirubana:
“Tocayo no se muera
no se muera tocayo
que están cantando los gallos
para ese pueblo que espera
vamos a darle una flor
a aquella paraguanera”
Ese tocayo era Alí Brett Mendoza, orfebre de la palabra que nació el 28 de noviembre de 1922, el cronista de “El Porteñazo en 1962”, que dedicó su vida al periodismo y a la preservación de la memoria de la península, trabajo contenido en su libro más relevante “Aquella Paraguaná” publicado en 1971. Además era tío del apreciado poeta Hugo Figueroa Brett, el hijo de Natividad, quien lo describe como “un soñador, un apasionado de la historia peninsular”.
Alí Brett fue corresponsal de El Nacional, colaboró con varias revistas nacionales y llegó a publicar unos cuatro libros. Militó en el Partido Comunista de Venezuela y logró establecer una conexión especial con Héctor Mujica y Miguel Otero Silva. Brett murió a los 56 años de edad en Caracas, el 14 de junio de 1979, vencido por el cáncer, seis años antes de la partida de su tocayo Primera Rosell.
En una de sus publicaciones, el profesor e investigador Isaac López lo catalogó como “un hombre mundial, salido del vientre de Falcón con la noble fuerza de quien no tiene fronteras”.
En este momento siento una profunda solidaridad con la Paraguaná de Brett, con sus obreros y pescadores, sus ancianos y niños, algunos ahora huérfanos. Extiendo mi mano a sus cantores en esta hora difícil donde despiden a varios de sus coterráneos, víctimas del terrible incidente en la refinería de Amuay.
Los invito a entonar los versos de Alí como un salmo, para unir el corazón de los venezolanos con el de los falconianos en un adiós, en este día de agosto donde los navíos no izaron sus velas.
“Flor cantarina negra amarilla
que ya las tunas están en cinta,
paraguanera, tu luna llena
paraguanera, tu queso e´cabra
paraguanera, tu playa inmensa
paraguanera, como esperanza”
Veintisiete años después del voraz incendio registrado la madrugada del 13 de diciembre 1985, la querida Paraguaná, el lar de los indios caquetíos, fue estremecida por otro suceso fatal, que dañó hasta la estructura del Museo “Alí Primera” en Los Taques y las casas aledañas, ubicado a dos kilómetros de la refinería, con lo podemos medir el poder de la onda expansiva que se generó. De esta aurora aciaga también se levantará airosa y llena de esperanza la gente paraguanera, con la cara en alto, de frente a su viento infinito.
Twitter: @leonmagnom