Fidel Castro nació en Oriente de Cuba, en la provincia de Holguín, el 13 de agosto de 1926, muy cerca de donde nació el son, que es la principal forma musical de la isla. Fue bautizado como católico con el nombre de Fidel Alejandro Castro Ruz. Hijo de un gallego severo, llamado Ángel Castro Argiz, y una campesina cubana, mujer humilde nativa de Pinar del Río, llamada Lina Ruz. Desde niño su música fue el son, las guajiras, el chagüí: las tonadas campesinas que fueron el germen de toda la vasta musicalidad cubana. En la finca de su padre en Birán, Fidel aprendió a leer a los cuatro años de edad, a dialogar con la naturaleza, desarrolló una inteligencia muy alta y compleja. Entendía el lenguaje de los árboles. Era dueño de una intuición asombrosa, la misma que le salvó la vida en centenares de oportunidades.
Cuando Fidel nació, Compay Segundo tenía 17 años de edad, Sindo Garay tenía 59 y gozaba de un gran prestigio como trovador y rapsoda. El poeta español Federico García Lorca llamó a Garay; “el gran faraón de Cuba”, el autor de los temas: “Amargas verdades” y “Mujer bayamesa”. El santiaguero Miguel Matamoros tenía 32 años de edad y ya estaba consagrado como artista, metido en el corazón de los bohemios, era un icono vivo de la música de raigambre tradicional.
Fidel Alejandro nunca cantó en público, nunca bailó, ni tocó ningún instrumento. Sin embargo, su nombre aparece en cientos de temas, es un referente totémico de la cubanía. Quizá los temas más emblemáticos donde lo aluden, son estos:
- Carlos Puebla con su “Y en eso llegó Fidel” (Se acabó la diversión, llegó el Comandante y mandó a parar), de 1976.
- Eduardo Saborit con “Cuba, qué linda es Cuba” (Un Fidel que vibra en las montañas, un rubí, cinco franjas y una estrella).
- Cándido Fabré con “Estamos contigo”, en alguno de sus versos el tema plantea: “Decir victoria es decir Cuba y decir Cuba es decir Fidel”.
- Pablo Milanés con su “Canción para la unidad latinoamericana” (Bolívar lanzó una estrella que junto a Martí brilló, Fidel la dignificó para andar por estas tierras). Todo un clásico de la nueva trova, de 1976.
- Joaquín Sabina el trovador ubetense, lo cita en su canción “Postal de La Habana” (La noche que Al Capone perdió los pantalones a la ruleta rusa con Fidel), de 1998.
Fidel aparece en canciones de trovadores tan relevantes como el montrealés Leonard Cohen, del grupo chileno Quilapayún con versos de Neruda. En una milonga del argentino Oswaldo Pugliese de 1962. En la canción de la verdad de Alí Primera, y en un célebre son montuno de Celina y Rutilio. Solo por nombrar algunas composiciones que están en la memoria musical de los iberoamericanos.
Fidel no se dio por enterado de estas citas musicales, nunca hizo ninguna referencia a esos temas. Quizá por su buena formación y su sentido de pertinencia, aprendido con los Lasallistas y los Jesuitas. Primero estuvo en el Colegio Dolores de Santiago, y luego en el Colegio de Belén, fundado en La Habana en 1854. Esos religiosos lo enseñaron a respetar y a valorar la cultura, a los creadores. Allí conoció la disciplina y el compromiso con los estudios, siempre destacó como alumno, hasta que en 1950 obtuvo el título de abogado.
El Padre Armando Llorente sj, nativo de España, era un joven novicio jesuita de 24 años cuando lo enviaron a Cuba en 1942, para completar su formación como maestrillo. Trabajó como docente en el Colegio de Belén y allí su mejor alumno fue Fidel Alejandro Castro Ruz. Se hicieron amigos entrañables.
Fidel siempre tuvo una buena relación con el arte, eso quedó registrado en la historia, prueba de ello fue su amistad con Gabriel García Márquez, con Silvio Rodríguez, con el trovador colombiano Alejandro Gómez Roa, con Ted Tunner el magnate de la televisión norteamericana y su esposa Jane Fonda. Con el cineasta Oliver Stone, quien realizó el documental para la cadena norteamericana HBO “Mirando a Fidel” en 2003, este obtuvo mucho éxito, y quedó como un referente biográfico del líder cubano.
En su mandato durante 51 años, le dio impulso a la Nueva Trova Cubana, a las bandas emergentes, a la música orquestal. Lamentablemente, durante ese período quedaron en un limbo los viejos trovadores como Ibrahim Ferrer y Pío Leyva, y su compañero, el pianista Rubén González, rescatados del momentáneo olvido con el álbum “Buena Vista Social Club” y su documental realizados en 1996 por el guitarrista californiano Ry Cooder; un auténtico boom se generó con esa producción. No obstante, con todos los integrantes del grupo, Fidel celebró un cumpleaños, marcando así un golpe de timón en su política con los músicos anteriores a la Revolución de 1959.
Fidel murió a los 90 años, la noche del 25 de noviembre de 2016, estaba retirado del gobierno, dedicado a la escritura, a su esposa Dalia Soto, siempre se le vía relajado, luciendo un chándal holgado y atendiendo visitas de dignatarios y viejos amigos. Se marchó después de superar 600 atentados, y una enfermedad degenerativa del colon, ver pasar por la Casa Blanca a diez presidentes, y de haber generado muchas páginas y filmes con sus vivencias. Su larga vida comenzó con la tutoría de los jesuitas y finalizó con una intensa entrevista con el Papa Francisco en 2015 (el brillante jesuita argentino). El Papa Francisco recordó en esa conversación con Fidel a su mentor en el Colegio de Belén en 1945, El Padre Armando Llorente sj. Ese sacerdote escribió al pie de la fotografía de estudiante de Fidel, en el libro escolar del Colegio de Belén: “Fidel Castro, madera de héroe, la historia de su patria tendrá que hablar de él”.
Castro Ruz “El Caguairán” como lo llamó su hermano Raúl, pues en la región oriental se le llama caguairán a uno de los árboles de la madera más valiosa y resistente. Sus cenizas partieron desde La Habana hacia su tierra de origen: Oriente. En un recorrido de 900 kilómetros, para finalmente descansar en el cementerio de Santa Ifigenia, donde reposan los restos del apóstol José Martí. Allí, justo a su lado, sembrarán al “Caguairán de Holguín”.
Seguramente su figura, y su controversial visión del mundo, seguirán generando canciones, serán motivo de nuevas guajiras y de originales sones. Tal vez se cumpla el veredicto del Gabo García Márquez y del Padre Llorente sj, quienes afirmaron en tiempos distintos: “Por muchos años se hablará de Fidel”. Como extraña coincidencia, El Gabo, su mejor amigo, también estudió con los jesuitas, en el Internado de Zipaquirá, a las afueras de Bogotá. En sus memorias “Vivir para contarla”, él nos relata que esa pasantía le bastó para su formación como escritor.
Fidel, hombre de perfil heleno, apasionado de los deportes y las letras, ser político en esencia, un nativo del oriente campesino de Cuba con alma universal. Su recuerdo, quiéranlo o no, será inextinguible.
León Magno Montiel – @leonmagnom – leonmagnom@gmail.com