Udón Antero Pérez Machado, mejor conocido como Udón Pérez, quizás haya sido el poeta más galardonado de Venezuela y hasta de América Latina: más de cincuenta premios, de los cuales cuarenta fueron primeros y entre ellos cuatro en juegos florales, el máximo reconocimiento para los hacedores de poesía en la primera parte del siglo XX.
Hijo de un transportista, Santos Pérez Puchi, quien se ganaba la vida yendo y viniendo de La Guajira hacia Maracaibo, poco fue el acercamiento entre el vivaracho niño que desde sus primeros años de vida desbordaba talento para la poesía y las letras. Su padre abandonó a su madre, Josefina Machado Rincón, oriunda de La Cañada de Urdaneta. Su muerte prematura, cuando Udón tenía solo tres años de edad, hizo que su crianza quedara en manos de su abuela materna: Josefa Rincón de Machado. En esta labor, la abuela recibió la ayuda del maestro de educación primaria Rafael Pirela.
Un niño precoz
A los 12 años ya había culminado la escuela primaria y a los 16 egresó del liceo e inicia su carrera como dramaturgo. Escribe una obra teatral versificada, titulada El Regreso del Pirata que luego representó con cuatro de sus compañeros de estudios en un teatro organizado en un corral.
El Regreso del Pirata nunca fue publicada y no existen los escritos originales del guión. El 7 de agosto de 1889, al finalizar el bachillerato, recibió el título de Maestro de Instrucción Primaria y 8 días después, el de Bachiller en Filosofía. En 1890 cursó estudios de medicina con excelentes calificaciones, sin embargo no quiso recibir el título de médico, por lo que nunca ejerció la profesión médica.Igual situación ocurrió cuando estudió simultáneamente con la medicina, Ciencias Políticas, ya que, según sus palabras había estudiado para aprender y no para ejercer, prefiriendo ser “docto” (ilustrado) y no doctor.
Udón Pérez transitó la vida sólo 55 años, pero fueron suficientes para dejar al Zulia una visión poética integral, basada en su vasta cultura. Docto en el manejo del lenguaje literario, sonoro en la expresión matizada con esa ficcionalidad cromática de los paisajes. Camilo Balza Donatti reseña sobre Udón Pérez: “La ciudad pequeña que era Maracaibo dejó escapar su voz sobre las aguas de su Lago azul hacia las dimensiones, donde otras voces conforman el gran concierto poético de América”.
Sostiene que Udón fue un gran poeta por mandato de la poesía. Él creó su propia escuela y en su poesía encontramos elementos románticos y modernistas. El Lago y sus entornos fueron la magia de su poesía. “La visión de un paisaje total: tierra, agua, cielo, ciudad, hombre, fauna, flora. No dejó nada al margen del camino; en cada estrofa ondea el paisaje como un mar que va en lentas marejadas”, sostiene Balza Donatti en su libro “Imágenes para el contraste”.
Musa inagotable
Esa musa creciente de Udón Pérez dio pie a innumerables obras, entre ellas Lira Triste, su primer libro. Está lleno de sufrimientos y soledades, humanamente inexplicables, tal vez influenciado por los escritos de Edgar Allan Poe. Su segundo libro, Ánfora Criolla, editado en 1913, es una especie de compilación de todos sus poemas ya publicados en periódicos y revistas de la época.
Y en honda inspiración Udón escribe la letra del Himno del estado Zulia. Una joya literaria que algunos comparan con la versatilidad de otros poetas, de otras vivencias, de otras épocas; con Homero, autor de la Ilíada, de una lucidez más allá de su existencia y que aún hoy sigue viva.
EL 24 de julio de 1926, cuando caminaba por los alrededores de la Plaza Baralt, sufrió un accidente cerebrovascular que segó la corta vida del Docto, del poeta. Su amada Maracaibo siempre recordará su obra y en especial algunos versos:
“Mía”, cuando ríes; “mía, cuando lloras;
“mía” cuando luchas; “mía, cuando oras…
“mía”, a todas horas, Maracaibo mía.