“La patria es un dolor
que nuestros ojos
no aprenden a llorrar”.
Leopoldo Marechal (Argentina, 1990-1972).
Su voz de barítono tiene un registro privilegiado, que le permite entonar notas graves con gran sonoridad y cantar notas altas, casi de tenor, con mucha brillantez y afinación. Ese cantante, que se ha convertido en un icono de la navidad venezolana, es Iván Pérez Rossi, el hijo de un educador, director de un liceo en Angostura. Y una devota católica, creadora de hermosos pesebres. Iván nació el 3 de agosto de 1943 en Ciudad Bolívar a orillas del río Orinoco. De niño, tomaba la fina arena de sus orillas, para ayudar a su madre a realizar el pesebre familiar, el que ocupaba la sala completa de su antigua casa, más bien una casona con grandes ventanales, de colores vivos como el sol. Esa tradición lo ha acompañado toda su vida, y aunque se confiesa “no creyente”, respeta y ama esa usanza tan criolla, tan colorida y musical:
“María con el cuatro, San José coplero
y el niño bendito como furruquero.”
Desde pequeño escuchaba con devoción las retretas, las parrandas que se formaban en su barriada, junto a su hermano César las contemplaba absorto. Ambos eran muy jóvenes cuando comenzaron a serenatear, a tocar por las calles del sur selvático y fluvial: Iván el cuatro y César el tambor. Hasta que en 1971 participaron en la creación de la agrupación Serenata Guayanesa, con la que han recorrido muchas naciones de Europa y América llevando su canto polifónico, sencillo, con un gran estándar artístico.
Iván tiene alma de explorador, de aventurero. Esa pasión lo llevó hasta la ciudad de Mérida y allí conoció a muchos músicos y gaiteros reconocidos. Estuvo un tiempo breve en las aulas de la Universidad de los Andes (ULA). Conoció a cantantes célebres, entre otros a Ricardo Aguirre, a quien considera el mejor vocalista gaitero de todos los tiempos. Compartió con José Tineo, la voz oriental de la gaita, el nativo de Guacuco en el Estado Sucre. Parrandeó con Gualberto Ibarreto, con el parroquiano Astolfo Romero, quien estudiaba para ser bombero en una Mérida, entonces, aldeana.
La agrupación Cardenales del Éxito le grabó a Iván su aguinaldo ¿Dónde está San Nicolás? en 1965, el tema es todo un clásico de esa década de oro:
“Los niños pobres preguntan
dónde está San Nicolás
y los niños ricos juegan
felices en navidad”.
(Peŕez-Rossi, 1965)
A mediados de la década de los 60 se marchó a Caracas para continuar estudios de Ingeniería Civil en la Universidad Central de Venezuela (UCV) de donde egresó en 1968. En paralelo conoció la música coral y participó con importantes cultores de la música para coros, lo que marcó su obra futura con Serenata Guayanesa. Con su agrupación ha participado en la producción de 50 álbumes, al lado de celebridades como el recién finado, gran concertista del cuatro: Hernán Gamboa, genio musical oriundo de San Tomé (1946-2016). También junto al talentoso médico pediatra, vocalista y cuatrista caraqueño, Miguel Ángel Bosch. Al percusionista y sociólogo Mauricio Castro Rodríguez. Y por supuesto, con su inseparable hermano César Pérez Rossi, quien además de hacer la voz baja y ejecutar el tambor en la agrupación, es odontólogo egresado de la ULA. El poeta y cronista falconiano Guillermo de León Calles ha escrito sobre esa respetada agrupación:
“Los muchachos que plenaron la plaza Miranda de Ciudad Bolívar en los comienzos de lo que sería La Serenata Guayanesa, con el propósito logrado de entonar gaitas, guasa, pajarillos, merengues, polos y valses cargados de nostalgias y todo aquello que recobrara los ancestros del calipso”.
En 1983 tuvieron un gran acierto al grabar el disco de navidad y cantos tradicionales junto a su paisano Jesús Soto, el gran artista cinético, reconocido universalmente como escultor y pintor de vanguardia. En esa producción destacó el aguinaldo del compositor guayanés Alejandro “El negro” Vargas, que se convirtió en un himno:
“Yo quiero esta noche
con todo placer
cantarle a la tierra,
que me vio nacer.
La barca de oro,
el timón de plata,
la quilla de acero,
las velas de nácar.
Hasta aquí llegamos
ya fondeó la barca
y los pescadores
dan su serenata.”
En solitario, Iván Pérez Rossi ha grabado cinco álbumes, donde ha interpretado boleros, folclor de fusión, aguinaldos y clásicos latinoamericanos. Fue bien ponderado por la crítica continental, su trabajo junto al investigador y músico español Joaquín Díaz, publicado en 1992.
Iván por muchos años ha estado ligado a la gaita, una forma musical que dice amar, que interpreta y compone con maestría. Destaca su participación junto a Ricardo Cepeda y Neguito Borjas en el “Vigésimo quinto aniversario de Serenata Guayanesa” realizado en el Teatro Teresa Carreño en el año 1996. También grabó junto a sus compañeros “Amanecer zuliano” del cabimero Bernardo Bracho en el álbum “50 aniversario del Barrio Obrero de Cabimas”:
“Cuando la luz vespertina
se oculta y llega la noche
entonces se oyen voces
de gargantas cantarinas.
Cuando la misma declina
es porque es de madrugada
se escuchan lindas tonadas
de nuestra gaita divina”.
Ese tema lo grabó originalmente Cecilia Todd con el Barrio Obrero en 1980; la caraqueña es su amiga, una compañera de cantos y sueños. El segundo verso de esa gaita, describe de forma hermosa el paisaje lacustre:
“Pero al despuntar el sol
todo el Zulia es alegría
el que observe bien diría:
que esta es obra del Creador”.
(Bracho, 1980)
En la temporada 2014, Pérez Rossi participó con Neguito Borjas y Francisco Pacheco en el tema “No quiero ser la mitad” con el conjunto Gran Coquivacoa, este sonó en todo el país; es un llamado a la reconciliación, al reencuentro solidario de los venezolanos, sin importar su opción política o su militancia. Peréz Rossi considera a Pacheco, el mejor cantante de Venezuela, además de reconcer que es un gran cultor popular, muy querido por su pueblo.
Iván es amante de la poesía, la escribe para niños, es un investigador asiduo de nuestra música nacional. Él ha compuesto más de 200 temas, todos están registrados en la Sociedad de Autores y Compositores de Venezuela (SACVEN). Es un confeso admirador de Aquiles Nazoa, ha musicalizado sus versos, con ello logró oxigenar el cancionero infantil venezolano:
“De su esposo en compañía,
soñolienta y fatigada,
por ver si les dan posada
toca en las puertas María”.
Además ha sido locutor y animador exitoso, en 2007 realizó una serie de programas navideños con VTV desde el parque Francisco de Miranda, en Caracas. Allí tuve el honor de actuar con mi grupo Sabor Gaitero y me entrevistó con gran solvencia y con profuso conocimiento sobre el género pascuero.
En 2003 produjo el celebérrimo álbum “Canto Caribe” como solista, una joya de la canción caribeña, con el que se ganó el respeto de la comunidad musical centroamericana como intérprete. De ese álbum sonó mucho el tema de Manuel Yánez “Viajera del río”, originalmente un vals, pero lo arreglaron en tiempo de bolero:
“Paseando una vez
por el malecón
extasiado me quedé
al ver una flor
perfumando el río”.
Sobre su libro más comentado y promovido “Cantemos con los niños”, el poeta y crítico J.G. González Márquez, nos relata: “es un libro sencillo, de increíble composición pues el autor publica junto a los textos las partituras y un método para ser acompañadas con el cuatro. Innegable afán de llegar hasta el núcleo familiar y que su trabajo sea compartido en la intimidad del hogar.”
Iván Pérez Rossi es iconoclasta, agnóstico, apasionado de la poesía, hacedor de música folclórica, hombre de pensamiento progresista ligado a la izquierda venezolana, ha apoyado abiertamente el proyecto bolivariano. Artista que es capaz de pasar extenuantes jornadas creando música, desconectado de la ciudad de Caracas, la megaurbe donde vive y persevera. Sobre la movida musical en la ciudad de Caracas, su compañero Miguel Ángel Bosh, declaró:
“En Caracas la música folclórica es una suerte de arte clandestino, casi como una secta que hace pequeñas reuniones”.
Iván ha recorrido muchas naciones dejando en alto el canto venezolano, demostrando en todo lo que hace: amor por su patria. Parodiando al poeta bonarense Marechal, afirmamos: Su país es un dolor que sus ojos, aún no aprenden a llorar.
Pérez Rossi es un creador que se asemeja en su altura artística al macizo guayanés, es un hombre que alcanzó la grandeza de los tepuyes milenarios con su voz y su pluma. Es otro “trovador con voz de trueno” que en su alma lleva la navidad. Es un cantor enamorado de este suelo y de estos ríos.