Las Películas Erráticas

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“La fotografía es verdad.

El cine es una verdad

24 veces por segundo”.

Jean Luc Goddard (cineasta francés)

 

El biopic es un subgénero del cine que intenta caracterizar la vida de un gran personaje, o de un grupo de personas que han trascendido, que han dejado su impronta en la historia. Se deriva del cine histórico, de cintas pioneras como la celebérrima “Nocento” de Bernardo Bertolucci, estrenada en 1975. Y como la respetada “Napoleón”, del francés Abel Gance de 1927. Ambas cintas son catedrales del buen cine.

Muchas veces el biopic ha sido presentado como “película biográfica” sin más, en filmes como el dedicado al prodigioso músico “Ray Charles” en 2004, protagonizada por Jimmy Fox, trabajo por el que recibió el premio Oscar al mejor actor, haciéndole justicia a su extraordinaria caracterización.

En “Los intocables” de 1987, Robert de Niro personificó magistralmente al mafioso Al Capone, y Kevin Costner al bien intuido detective Eliot Ness. Es una obra maestra del cineasta Brian de Palma, es un icono del biopic, cinta inmortal. Otra obra grandiosa del género biopic, es “La vida en rosa” sobre la cantora francesa Édith Piaf, rodada en 2007. Una bella realización del director Olivier Dahan, protagonizada por la actriz francesa Marion Cotillar, con una actuación insuperable que logró dar vida a la diminuta Piaf, la mujer gorrión de las calles parisinas. Cotillar recibió el Oscar a la mejor actriz.

Otros biopics célebres, son:

  • “La lista de Schindler” de 1993, sobre la vida del empresario Oskar Schindler, un alemán que consiguió salvar a miles de judíos durante el holocausto nazi, dirigida por Steven Spielberg y protagonizada por el británico Liam Neeson.

 

  • “Invictus” de 2009, es un filme sobre los hechos que tuvieron lugar en Sudáfrica durante la Copa Mundial de Rugby de 1995, tras la caída del sistema racista Apartheid, donde Nelson Mandela tuvo un rol heroico. Protagonizado por Morgan Freeman como Madiba, dirigida por Clint Eastwood. Esa cinta es un templo sagrado del género biográfico-histórico contemporáneo.

 

  • “Mar adentro” de 2004, es una película ibera que relata la trágica historia de Ramón Sampedro, un gallego que, a causa de un accidente de juventud en el mar, quedó tetrapléjico, postrado en una cama durante décadas, escribiendo con la boca y pidiendo la eutanasia a gritos. Fue dirigida por Alejandro Amenábar y protagonizada por el estelar actor Javier Bardem; arrasó en los premios Goya y ganó el Oscar a la mejor película extranjera.

Otras veces, el biopic ha sido un intento fallido de alcanzar la gloria en el séptimo arte, como sucedió con la cinta “Sobrevivir a Picasso” protagonizada por Anthony Hopkins, pues el actor británico nunca logró convencer a los auditorios de ser la encarnación del malagueño Pablo Picasso, siempre fue Hopkins tratando de imitarlo: no conquistó al público cinéfilo. Su actuación artificial y ajena, no fue creíble.

En América Latina hemos tenido muchos intentos fallidos de biopics, cintas que pretendieron recrear vidas y que resultaron erráticas. Como el “Che” de Soderbergh rodada en 2009, sobre la vida del mítico guerrillero Ernesto Che Guevara, encarnado por Benicio del Toro, un gran fraude del celuloide. Caso contrario resultó el largometraje “Diarios de motocicleta” de 2004, una cinta que recrea la gira que en 1952 emprendieron Ernesto Guevara y su amigo Alberto Granado, recorriendo carreteras remotas para descubrir la verdadera América Latina. Durante el largo viaje, Guevara se descubre a sí mismo transformado por sus observaciones de la vida de los empobrecidos campesinos, y los relegados indígenas. Lo protagoniza acertadamente Gael García Bernal. Su canción motivo es “Al otro lado del río” del cantautor uruguayo Jorge Drexler, la que recibió el Oscar a la mejor canción y el Grammy Latino como la canción del año:

“Clavo mi remo en el agua

Llevo tu remo en el mío

Creo que he visto una luz al otro lado del río.

El día le irá pudiendo poco a poco al frío

Creo que he visto una luz al otro lado del río.”.

Otro intento fallido de biopic fue el Simón Bolívar de Alberto Arvelo en la cinta “Libertador” de 2014, protagonizado por Edgar Ramírez, parece una cinta de los estudios Disney por sus efectos, su fotografía y producción. Fue muy criticada por los historiadores venezolanos por sus graves distorsiones. Los críticos de cine alegaron desorden secuencial y transiciones deficientes. Una cinta con mucha forma y poco fondo.

Otras han sido bien ponderadas, como la realizada sobre el sonero cubano Benny Moré en 2006, protagonizada por Renny Arozarena, llamada “El Benny”, con la música del maestro vanvanero Juan Formell. También el exitoso filme “Miranda Regresa” de Luis Alberto Lamata protagonizado por Jorge Reyes en 2007, obra de alta factura: por su propuesta actoral, su magnífico guion y la magistral dirección de Lamata.

Dos de los fracasos más estruendosos en formato biopic en América Latina, han sido: la película sobre el astro de la salsa Héctor Lavoe de 2006, “El Cantante”, protagonizada por Marc Anthony y su entonces esposa Jeniffer López. Allí presentan al cantante en múltiples escenas drogándose, como un hombre fulminado, perdido. Sin destacar sus virtudes ni lo que en esencia fue el ponceño:

  • Un artista de gran magnetismo con los públicos, con un gran talento para sonear: “Cantaba con un sabor que revelaba su autenticidad popular y con una dicción muy clara. Era magistral como sonero, es decir, como improvisador”, afirmó el cronista Diego Manrique.
  • Un crooner popular que logró erigirse como el “cantante de los cantantes” en la orquesta Fania All Stars, donde estaban los mejores soneros del mundo: Cheo Feliciano, Rubén Blades, Ismael Miranda, Pete Conde. Lavoe estuvo en el conservatorio de Ponce, su padre era músico, por tanto; tenía una buena formación musical de base, un oído absoluto.
  • Lo expusieron al desprecio público injustamente, ya que nadie ha logrado encender en el público de la música caribeña, las emociones que Lavoe encendió.
  • Aún hoy, varias décadas después de su triste muerte, su fotografía está exhibida en hornacinas, ante velas que alumbran su ausencia. Su música vive en las fiestas, en las emisoras hispanas y en las versiones actuales de muchas orquestas. Ese bodrio fílmico fue dirigido por el cubano León Ichaso, quien demostró ser ignorante de la carrera de Héctor Lavoe, y bien sabemos que todo ignorante es irreverente.

El otro biopic desastroso es “El Malquerido” de Diego Rísquez, estrenado en 2015, es una cinta sobre la vida del bolerista zuliano Felipe Pirela, con un guion lleno de imprecisiones y falsedades. Entre otros desaciertos, encontramos:

  • Lo presentaron como un mujeriego, cuando todos los que lo conocieron saben que era homosexual. Felipe en estos días del siglo XXI, quizá sería un orgulloso representante de la Comunidad LGBT+, lo que en la década de los 60 era imperdonable, era censurado y perseguido (fue la generación silenciada). Por ello, para simular su hombría, se casó con una adolescente de 13 años de edad, quien lo acusó de ser gay, y lo vejó públicamente. Felipe nunca más tuvo pareja femenina.
  • En el filme lo asesina un hombre celoso en una playa de Puerto Rico, cuando está claro que él fue asesinado a balazos por un capo de la droga a la salida del nigthclub El Molino Rojo, por una deuda por consumo de cocaína.
  • La grandeza de Felipe Pirela residió en su voz, su timbre privilegiado, su impecable afinación; él tenía una lágrima en su voz. Y para encarnar ese portento de cantante buscaron al Chino Miranda, quien no es buen intérprete. Como decía el dramaturgo José Ignacio Cabrujas: “un cantante que es más latica que cerveza”, de voz gangosa y desafinada, el popular “purapinta”.
  • El álbum que se originó de ese filme quedará en la historia de la música contemporánea venezolana como la mayor afrenta al inconmensurable talento vocal de Pirela, a quien admiró y ponderó el maestro Luis María Frómeta, y Armando Manzanero lo bautizó como “El bolerista de América”.
  • De forma torpe quisieron limpiar su imagen los guionistas Emilliano Faría y Eduardo Fernández, ellos pretendían dignificarla. Lo más honesto hubiese sido presentarlo como realmente era, con sus fracasos y sus logros, sin alterar su línea de vida, ni crear falsos conceptos sobre él. Diego Ríquez, un avezado cineasta, pero desconocedor de la vida del cantante maracaibero, cayó en la trampa de los guionistas.

La vida de los grandes artistas supera cualquier película o biopic, su existencia es superior a cualquier canción o poema que pretenda contenerla, pues ellos son cumbres de la civilización. Pero algunas obras logran dignamente, presentar rasgos de ese ser creador, de ese líder que llenó un capítulo importante en la historia, y no vale la pena tratar de alterarla o de mejorarla. Por ello, Gabriel García Márquez siempre se negó a ceder los derechos de su obra maestra “Cien años de soledad”, para que no la desvirtuaran, cosa que sus hijos no honraron. Así mismo, el maestro semiólogo y literato italiano Umberto Eco, en su testamento prohibió por diez años después de su muerte, realizar cualquier obra sobre su vida.

Un mal biopic, maquillado o edulcorado, para presentar a una persona mejor de lo que fue y supuestamente elevarlo, es como un billete falso, como la copia dolosa de un cuadro original, o un gol anulado por el VAR.

 

León Magno Montiel

@leonmagnom

leonmagnom@gmail.com

 

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